Deborah Andollo: la novia de Neptuno

Por sus múltiples récords y hazañas, la habanera Deborah Andollo es una leyenda mundial del inmersionismo. Foto: Deporcuba.

Por: Víctor Joaquín Ortega

Una habanera ha sido la reina de las profundidades del mar: Deborah Andollo López.

Deporte peligroso, pero qué es la vida sin riesgos. Vale la pena asumirlos si es la pasión la que guía.

Sobre la atleta, el periodista e historiador Mario Torres de Diego escribió en el libro Efemérides deportivas (Editorial Deportes, 2018) que realizó su primera inmersión controlada el 8 de mayo de 1992, en el municipio Trinidad, provincia Sancti Spíritus.

Allí, justo el día previo a su cumpleaños 25 (nació el 9 de mayo de 1967), la ondina descendió hasta los 40 metros, pero 21 días después, en el balneario de Varadero, en Matanzas, logró llegar hasta los 50 metros de profundidad.

Y mientras más descendía en el mar, más ascendía su leyenda como atleta, admirada y reconocida en Cuba y el mundo.

Foto: Mares.

Andollo quebró las marcas mundiales en las modalidades de apnea constante, con lastre variable y en el llamado cuerpo libre, esta última la prueba donde estaba más en juego la vida sin ningún apoyo.

La capitalina practicó el nado sincronizado e integró el conjunto nacional. En esa disciplina obtuvo algunos lauros, pero las grandes victorias omenzaron al descubrir la inmersión.

Mas allá de su carrera atlética, Andollo también se graduó en la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo.

“La novia del Neptuno", como le apodaron cariñosamente, resultó muy galardonada en la nación caribeña y el extranjero. Entre esos galardones figuran la medalla de honor del Parlamento Europeo y el premio Óscar al buzo más destacado del año 1996, recibido en la ciudad romana de Anzio.

Además recibió la Orden al Mérito Deportivo, máxima condecoración que entregan en Cuba en el ámbito atlético. Por su extraordinaria carrera, Andollo fue incluida en el listado de los 100 mejores deportistas cubanos del siglo XX.