Diálogo con ilustres cubanos desde una mirada humorística

Rostros de pintores, escritores e intelectuales son reimaginados con elocuencia y humor, en la exposición Salón de la fama (1), abierta al público en el Museo Nacional de Bellas Artes, hasta el 26 de septiembre.

Hasta el próximo 26 de septiembre estará abierta la exposición en el Centro de Información Antonio Rodríguez Morey, del Edificio de Arte Cubano, del Museo Nacional de Bellas Artes. Foto: Eduardo Douglas Pedroso/Sitio web del periódico Tribuna de La Habana. 

Por: Lissette Martín López

La exposición Salón de la fama (1), que se exhibe en el Centro de Información Antonio Rodríguez Morey, del Edificio de Arte Cubano, del Museo Nacional de Bellas Artes, no es simplemente una muestra de caricaturas personales, sino más bien una ventana aguda y entrañable al imaginario cultural cubano del siglo XX. 

Bajo la curaduría de Yahíma Marina Rodríguez Pupo, especialista en Dibujo Humorístico, esta selección de 18 piezas —17 dibujos y una escultura— nos recuerda que el humor gráfico, por encima de entretener, también documenta, interpreta y preserva.

La caricatura es un retrato del espíritu. Y así lo lograron los artistas Francisco Sierra, Jesús González de Armas, Tony López, Ramón Arroyo (Arroyito) y Juan Eduardo David Posada.

Todos son creadores de relevancia en el humor gráfico en Cuba, quienes se propusieron dialogar con personalidades del arte, la literatura y el pensamiento del país durante el siglo XX, como fueron los pintores Eduardo Abela, Amelia Peláez, Fidelio Ponce y Wifredo Lam, además de los escritores e intelectuales Nicolás Guillén, Jorge Mañach y Alejo Cartentier.

Imagen de la pintora Amelia Peláez recreada por Ramón Arroyo (Arroyito), en la década de 1950. 

Así los rostros de tan ilustres cubanos y cubanas son reimaginados con elocuencia y humor, preservando no solo la fisonomía, sino el carácter, el gesto y el aura de su época.

La caricatura personal, lejos de ser una simple exageración, se convierte aquí en un lenguaje de síntesis visual y emocional que dialoga con la historia, por ello la exposición deviene tributo a los aportes de tan prestigiosos exponentes de nuestra identidad nacional. 

Al colocar sus rostros en el centro del discurso gráfico, se les reconoce como pilares de la cultura cubana y se les reinterpreta con humor, respeto y lucidez.

Como bien señala Rodríguez Pupo, las obras poseen un alto valor estético y pueden resultar profundamente reveladoras para el espectador contemporáneo.

Salón de la fama (1) estará abierta hasta el 26 de septiembre, así que disponemos de tiempo suficiente para acercarnos a esta forma de arte que, aunque a veces subestimada, tiene el poder de hacernos reír, pensar y recordar.

Las piezas se acompañan de un grupo de documentos, publicaciones y otros textos referentes a la caricatura, sus autores y sus modelos. Foto tomada del perfil de Facebook de la Dirección Provincial de Cultura de La Habana. 

YER

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