El verdadero rey de La Habana

Diseño: Alejandro Castro/Radio COCO


Por: Abel Rosales Ginarte

Le decían “El King”. Sus canciones iluminan el olimpo de la música cubana. El estilo de José Antonio Méndez, el muchacho que vino al mundo en la barriada de Los Pinos, municipio Arroyo Naranjo, deslumbró a casi medio mundo. Conoció a los más grandes artistas de su tiempo y, muchos de ellos, se rindieron a sus pies.

En la década del ‘40 del siglo pasado surgió “el movimiento del filin”. José Antonio sería uno de sus pilares, junto a César Portillo de la Luz, Ángel Díaz, Ñico Rojas, Luis Yáñez, Niño Rivera, Rosendo Ruíz Quevedo, Elena Burke y Omara Portuondo. 

Precisamente en esos años, compuso uno de sus clásicos: Novia mía. Escenario a media luz, ron, tabaco y la guitarra, acompañan a José Antonio: “Novia mía, desde el primer y fiel abrazo /se hundió por siempre en el ocaso / mi negra y cruel melancolía”.

José Antonio Méndez, músico cubano. Foto: Portal del Ciudadano de La Habana


México le abre las puertas. El público lo idolatra en Cuba y el extranjero. Sus colegas ya le admiran. Refiriéndose al movimiento que protagonizó en La Habana confesó: "Filin quiere decir sentimiento, pero para nosotros más bien era también algo de la época nuestra, del tiempo que vivíamos. No era sutileza, sino decir algo. Uno podía tener la voz ronca, pero si enviaba un mensaje o decía algo, ya tenía filin… De inmediato, el término feeling o filin, porque lo españolizamos, pasó a denominar lo bueno, lo moderno". 

Parece que la voz de José Antonio Méndez atraviesa el tiempo. "Eres mi bien lo que me tiene extasiado / porque negar que estoy de ti enamorado / de tu dulce alma que es toda sentimiento". 

Su composición, La gloria eres tú, no para de sonar en este siglo XXI. Tampoco el filin ha muerto. Por estos días “El King” desanda la ciudad y me parece escucharlo a cada instante: "Dios dice que la gloria está en el cielo / que es de los mortales el consuelo al morir. // Desmiento a Dios / porque al tenerte yo en vida no necesito ir al cielo tisú / si alma mía, la gloria eres tú". 

Anda en la esencia del cubano aquello que se denominó filin: buscar la espontaneidad, romper la monotonía, entender y compartir las cosas buenas. Todo eso lo enseñó José Antonio Méndez en Cuba, aquel muchacho que vino al mundo en un barrio humilde de La Habana, el 21 de junio de 1927. Quiso tener algo muy personal y encendió (enciende) pasiones. 

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Cuando dijo adiós un día, aquel terrible 10 de junio de 1989, sus canciones levantaron un muro contra el olvido. Acomodó su corona, abrazó la guitarra y con su enorme sonrisa entonó bajito otra canción que la ciudad recuerda: “Si me comprendieras, si me conocieras / ¡qué feliz sería!”.

José Antonio Méndez es el verdadero rey de La Habana, el que la hace cantar con filin en sus noches bohemias, siempre recordadas; el que sabe, como ninguno, tocar las fibras más profundas del cubano que sale de su barrio y lo sigue amando hasta el último minuto de su vida. No importa el sitio del planeta donde viva. ¡Dios salve al King!

AMC

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