El día más largo del año (I)

 

Desde hoy, y al menos por los próximos 93 días y unas horas, estaremos en verano.

Por: Reynier Pérez

“Yo no había visto ni sentido algo cosa igual”, “qué calor hace”, “y eso que todavía no estamos en julio, Dios mío” … Son algunas de las frases que escucho hace varias semanas en cualquier lugar que me encuentre. Las personas y el calor: esa es la paradoja. 

Y, es cierto, todavía julio no asoma y el calor es insoportable. Ya no basta ni con baños, ni con paños ni con nada. Sin embargo, la cercanía del verano, es una especie de aliciente para la “subjetividad”. Es decir, nosotros sabemos que el verano es caluroso y, por lo tanto, hay que llevarlo como cada quien prefiera.

Algunos buscan más las playas, otros se refugian en casa y las autoridades intentan asegurar que haya ofertas: recreativas, culturales, deportivas, comerciales, de transporte y hasta turísticas, en los programas habituales de la radio y la televisión… En fin, ofertas para todos, y que cada quien decida cómo hará para olvidarse del calor.

Hay algo claro: desde hoy, y al menos por los próximos 93 días y unas horas, estaremos en verano. Ocurre así en el hemisferio norte, siempre en esta fecha del año, entre el 20 y el 22 de junio, no a la misma hora. Los astrónomos lo saben. Comenzó mucho más tarde en 2003 y será más tardío en el lejano 2096. 

Es algo predecible, ¡pura matemática!, y ocurre por la inclinación del eje norte-sur del planeta, que en esta época alcanza unos 23,4 grados hacia el Sol. ¿Qué implica esto?

Primero, que hoy el Polo Norte está mucho más inclinado hacia la estrella que en cualquier otro día del año. Esto hace que también, en todo el hemisferio norte, se viva hoy el día más largo y la noche corta.

Segundo, que en el hemisferio sur ocurre lo contrario. Por eso hoy comienza el invierno en esta zona del planeta: las temperaturas bajan. El fenómeno en sí mismo se denomina solsticio.

Solsticio es una palabra complicada para pronunciar. Viene de “sol” y de “sistere”, es decir, quedarse quieto; ya que en verdad el movimiento estacional de la trayectoria diaria del Sol, como parece apreciarse desde la Tierra, es como un “quedarse quieto”, en un límite norte o sur antes de invertir la dirección. Recuérdese que “nos movemos”, como los otros planetas del sistema, en torno al Sol. 

Es un evento que sucede cuando este alcanza su máxima declinación norte o sur en relación con el ecuador. Por lo tanto, hay dos solsticios que ocurren anualmente: el de verano, que nos trae el día más largo; y el de invierno, que es entonces el día más corto.

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