Un 2 de mayo para la conciencia y contra el acoso escolar

Desde el 2013 se celebra cada 2 de mayo el Día Mundial contra el Bullying. Foto tomada de La Vanguardia. 

Por: Leydis Luisa Mitjans

El Bullying o Acoso Escolar no constituye un tema nuevo para Cuba. Y aunque nunca lo fue, muchos años estuvo lejos de la parrilla de programación audiovisual, de los medios de prensa, en fin: de la esfera pública.

Hoy las experiencias, la fuerza de una sociedad civil que coloca en la agenda política verdades a la sombra, y el trabajo de academias y centros de investigación, permiten sostener dos verdades de perogrullo: primera, que el acoso escolar no es "de esta generación", porque varios grupos etarios ya lo hemos vivido (quizás con otros matices), desde distintas posiciones; y, segundo: que como sociedad nos falta conciencia, entendimiento y políticas para enfrentar a esta forma de violencia.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) define el bullying (acoso escolar en español), como la conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un estudiante contra otro de forma negativa, continua e intencionada. Es una "forma de discriminación de unos estudiantes hacia otro u otros por sus características o su forma de ser: orientación sexual, identidad de género, nacionalidad, situación migratoria, etnia, sexo, condición socioeconómica, condición de salud, discapacidad, creencias religiosas, entre otras".

Detrás de los números: Poner fin a la violencia y el acoso escolares, texto hecho público en el Foro Mundial de Educación de 2019, reúne datos sobre el tema de 144 países. El documento señala que casi uno de cada tres estudiantes, un 32 por ciento (%), ha sido intimidado por sus compañeros en la escuela al menos una vez, y una proporción similar ha sufrido violencia física.

En Cuba, al decir de las investigadoras Yoanka Rodney Rodríguez y Mirta Veneranda García Leyva, los primeros estudios de los que se tienen referencias, que directamente abordan la violencia que afecta a la escuela, y en particular las relaciones interpersonales entre adolescentes, datan de finales de la década de los años 90 del siglo XX y llegan hasta el presente siglo, evidenciándose un incremento gradual de los estudios asociados.

"De manera general hay que reconocer que la problemática de la violencia escolar es un tema insuficientemente abordado en la literatura nacional y, las que abordan el tema del acoso escolar, son casi incipientes. Debido a esto se dificulta realizar comparaciones sobre la prevalencia y magnitud del acoso escolar en Cuba en relación con otros países", afirman las autoras citadas en el artículo Acoso escolar en Cuba. ¿Qué dicen las investigaciones?, de 2020.

Sin embargo, aunque las cifras son imprescindibles aquí para entender la complejidad, magnitud y alcance del acoso, ningún número podrá reflejar el sufrimiento de las víctimas; los pensamientos de los victimarios, el silencio cómplice o temeroso de quienes saben lo que sucede, ni las realidades detrás de cada caso.

El 2 de mayo de 2013 fue establecido el Día Mundial contra el Bullying, por acuerdo de más de tres mil asociaciones de padres y madres y diversas organizaciones no gubernamentales de todo el mundo, con el objeto de concienciar sobre los riesgos del acoso escolar y los métodos para evitar la violencia en los centros educativos, poder establecer un protocolo de actuación ante los casos de este tipo, y denunciar. Ese mismo año, esta iniciativa fue aprobada por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y se ha convertido en fecha de relevancia mundial.

"¿Qué aprende un niño que sufre bullying? Se ha demostrado en numerosos estudios que acaban teniendo un rol de víctima ofensor. Empiezan sufriendo acoso pero, en muchos casos, acaban ejerciendo violencia contra otros niños y niñas más vulnerables, más pequeños. Esto ocurre porque aprenden que la violencia es la forma de relacionarse y que el más fuerte es el que gana, manda y el que controla el grupo y es, además, el más popular. El bullying no tiene efectos solo en la víctima sino a nivel social y por eso la escuela debe intervenir inmediatamente", dice   a Píkara Magazine Noemí Pereda, investigadora y especialista en Victimología.

Si bien las vivencias en las escuelas cubanas difieren en muchos casos a las del resto de la región, lo cierto es que, en no pocas ocasiones, detrás de las "bromas", "los chistes", las "cosas de muchachos", se esconden situaciones de violencia que demandan del trabajo educativo conjunto de la familia y escuela, pero también de un respaldo legal que proteja a las víctimas.

YER 

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