Veneno, al centro en la imagen, siempre apoyó a Industriales en buenos y malos momentos. Foto: Boris Luis Cabrera. |
Por Ángel Ferrás Machado
Se marchó y deja un vacío en el graderío de la parte derecha del Coloso del Cerro, donde solía apoyar a su equipo, que tanto amó en los triunfos y sufrió cuando caía derrotado.
Su último aliento lo dejó en el estadio 26 de Julio de Artemisa, donde fue a brindar su apoyo a los Azules, pese a no sentirse bien de salud, según aseguraron varios peñistas que le acompañaron al cuartel general de los Cazadores.
Hoy está de luto la familia beisbolera. Cuántos recuerdos llegan a la memoria, en cada victoria de Industriales, en cada reclamo de los peñistas, en cada buena acción, porque Veneno tuvo un gran corazón, siempre teñido de Azul.
Su último aliento lo dejó en el estadio 26 de Julio de Artemisa, donde fue a brindar su apoyo a los Azules, pese a no sentirse bien de salud, según aseguraron varios peñistas que le acompañaron al cuartel general de los Cazadores.
Lo conocí, su estado de ánimo era contagioso y su incondicional apoyo a la manada de Leones era motivadora.
Hoy está de luto la familia beisbolera. Cuántos recuerdos llegan a la memoria, en cada victoria de Industriales, en cada reclamo de los peñistas, en cada buena acción, porque Veneno tuvo un gran corazón, siempre teñido de Azul.
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