Barbarie: demolieron una instalación deportiva para satisfacer a mafiosos

Foto: RingTD.

Por Víctor Joaquín Ortega

Periodistas de diversos medios están presentes en el acto de colocación de la primera piedra del denominado Coliseo de la Ciudad Deportiva, la mayor instalación polideportiva del país, con ubicación en la capital: 8 de mayo de 1953.

Funcionarios de la Dirección General de Deportes (DGD) y magnates interesados en el asunto los necesitan para dar a conocer la noticia, de lógico seguimiento mientras dure la construcción y cuando sea sede de las competencias.

De ellos vienen los datos complementarios de la información: tabloncillo, sobre él se pondrán cuadriláteros y otros escenarios para diversas especialidades, tendrá gradas para más de 13 mil personas, y albergará las oficinas principales de la DGD. En los terrenos aledaños existirán gimnasios, canchas, piscinas, un estadio beisbolero…

El 26 de febrero de 1958, la inauguración del Coliseo, situado en la Ciudad Deportiva. Un programa boxístico es la actividad atlética principal de saludo. Se enfrentan el estadounidense Joe Brown, campeón mundial ligero, y el titular nuestro de esa división, Orlando Echevarría, quien lanza una ofensiva desmedida y cae noqueado a los dos minutos y 45 segundos de la pelea.

El historiador y periodista Mario Torres de Diego no se queda en la superficie de ambas noticias: la primera piedra y la apertura.

“El Coliseo sustituyó al Palacio de Convención y Deportes, ubicado en Paseo y Mar, que al igual que otras edificaciones, es demolido a pesar de encontrarse en magníficas condiciones, para construir el Hotel Riviera, que entre sus mayores atracciones, se encuentran los salones de juego, dirigidos por la mafia ítalo-estadounidense, y sus dueños no quieren que ninguna edificación cercana opaque la vista de la moderna y magnífica instalación hotelera".

Mario muestra el motivo del cambio, propio de la causa: la sociedad injusta lesionadora entonces de nuestro archipiélago. Barbarie: preferir una obra con tanto de antro de perversidad a una instalación forjadora, aunque limitada por el sistema donde la riqueza de unos pocos a costa de la mayoría, permiten que ocurran injusticias como estas y peores.

De niño, adolescente y joven residí en mi patria chica, Cayo Hueso, a pocos pasos de un prostíbulo, ocupante de un inmueble que acogía anteriormente una escuelita de barrio: sueño terminado en fracaso.

También había casas ocupadas por negocios, muchos de ellos superfraudulentos, aun oficinas para las apuntaciones: la bolita aprovechando la desgracia de familias desalojadas al no poder pagar el alquiler.

En los umbrales de la conversión del deporte como un bien popular, en la Ciudad Deportiva se reunió Fidel Castro, el 29 de enero de 1959, con autoridades y personalidades del ámbito. Anunció: “Venimos a impulsar el deporte a toda costa, llevarlo tan lejos como sea posible…”.

Además, puntualizó la esencia de la cultura física, sin excluir su parte competitiva: “El deporte es fuente de voluntad, constancia, vigor físico y calidad mental… El deporte individualmente suaviza, consigue que no se extravíe la mentalidad del joven…".

El 13 de febrero de 1959, por orientación del Comandante en Jefe, se instala en el Coliseo la nueva Dirección General de Deportes, dirigida por el capitán del Ejército Rebelde Felipe Guerra Matos.

Cuando el gran salto: creado el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación: 23 de febrero de 1961, José Llanusa Gobel al frente, continúa siendo el hogar del organismo rector de la cultura física en Cuba.

Y a pesar de cumplirse con lo expresado por Fidel en aquella reunión del primer mes de 1959 e ir más allá: “Construiremos miles y miles de campos deportivos en toda la República… Es necesario inundar todos los rincones de la Isla con implementos deportivos…”. El Coliseo y todas sus instalaciones han sido y son testigos combatientes de la labor para elevar y mantener el deporte como un derecho del pueblo. 

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