Yurisleidys Lupetey, victoriosa a pesar de las lesiones

Yurisleidys Lupetey participó en tres Juegos Olímpicos y ganó el bronce en la edición de Atenas 2004. Foto: Tomada de Internet.
Por: Víctor Joaquín Ortega

El dolor se la está comiendo. Su presente y futuro peligran. Yurisleidys Lupetey Cobas tiene para imponerse en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003, pero llegaron los contratiempos.

Primero un tropezón, cuando corría como parte del entrenamiento en la Villa, le puso una rodilla “en candela”, como se dice.

Combate inicial. Agarra muy fuerte a la rival, de manga a manga, como acostumbra a hacer y el ¡tran! se convierte en un padecimiento tremendo por el terreno de una costilla. Aunque vence, el dolor se mantiene. Lo comunica al médico, quien le da un relajante.

Batalla segunda. La pastilla la tiene adormilada. Triunfa. El entrenador Ronaldo Veitía le dice: “¿Qué te pasa? No eres la misma”. Ella le plantea como se siente. Al descanso, pues al día siguiente va a semifinales.

En acción. Un poco repuesta, es algo de su ciclón en cuanto escucha el jajime. Supera a la contrincante por wasari y un par de shido. Ensaya su agarre duro. Siente de nuevo el dolor.

Sentada, respiración entrecortada, ni siquiera puede mirar a los lados, lágrimas resbalan por sus mejillas. Veitía la anima: “¡Párate, párate…! De pie”. La lesión también. Tiembla la canadiense, paralizada, no se da cuenta que la oponente apenas logra respirar. No ataca. Victoria para la antillana.

Combate por la corona. Sale del tatami mareada, adolorida. El doctor Rodrigo Álvarez Cambras cumple su turno en el encuentro de baloncesto. Otro médico atiende a la lacerada.

El citado científico no ha olvidado lo que ocurrió y no lo ocultó al periodista y escritor Hedelberto López Blanch, quien lo plasmó en el libro El mago que cayó del cielo (Casa Editora Abril, 2018): “Lupetey es una muchacha muy valiente y con todas las lesiones que tuvo siempre fue hacia adelante. Estando en los Panamericanos de República Dominicana, se lesiona, la examino, me parece que tiene una fractura de costilla. La envié a hacerse una placa en la villa, pues yo iba para otra competencia”.

“Indico que si tiene una fractura que la enticen y si es necesario que la infiltren, pero el médico cubano nuestro que estaba allí se equivocó y lo hizo al revés, pues la infiltración se hace siguiendo el recorrido del nervio y lo hizo en contra del nervio. Tras la infiltración, el médico le dice que puede ir a competir, pero cuando sale caminando se cae: el dolor no se le quitó y comienza a decir que no puede competir”.

“Me localizan, voy a verla al cuartito, la infiltro bien y es cuando gana la medalla de oro en ese combate, con dos costillas rotas. Hizo un ippón rápido y logró subir a lo más alto del podio”.

Admirable es la hoja de servicios de esta holguinera, natural de Moa, que reside en la capital cubana, en la actualidad. Desde el arribo en su provincia cuando niña, a pesar de la oposición del padre (lleno de sano orgullo después por la labor de su hija), mostró condiciones físicas y de alma.

Con 17 años fue campeona mundial de cadetes en Moscú 1988, Titular juvenil del orbe con posterioridad. En el 2000 fue catalogada la mejor judoca del planeta en los 57 kilos. En el 2001, as mundial de mayores en Munich. También medallista entre las universitarias. Brilló en el área de Centroamérica y del Caribe y la Panamericana.

En la magna cita de 2004: “(…) con mi costilla rota y mi pierna tiesa conquisté bronce”. De no ser por esos quebrantos, ninguna le quitaba el cetro. Ese tercer lugar refulge como oro.

Dijo adiós al deporte activo después de Londres 2012 y tras sufrir más de una decena de operaciones. “Por eso, Álvarez Cambras me decía: tienes un libro de lesiones. Ayudé al profesor Veitía con las juveniles, fui con ellas al mundial y ahora estoy en el gimnasio de mi municipio”, aseguró.

Tampoco olvida Lupetey: “El Frank País es mi otra casa, además del Cerro Pelado. La atención de las enfermeras, terapéuticos, doctores y trabajadores en general es la mejor del mundo. Pienso que el profe y los ortopédicos cubanos, a pesar de los problemas económicos, siempre buscan soluciones, una técnica, algo nuevo para mejorar nuestros resultados y recuperaciones”.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente