Fidel y Chávez: la broma que reforzó más la amistad entre dos naciones

Ese juego de béisbol reforzó el respeto y admiración entre Fidel y Chávez. Foto: Cubadebate.
Por Daniel Gotay

La noche del 18 de noviembre de 1999 será recordada por muchos años, pues ese día el estadio Latinoamericano fue testigo de un suceso trascendental en la historia deportiva y cultural que une a dos naciones hermanas.

Ante la presencia de 45 mil aficionados, el entonces presidente de Cuba, Fidel Castro Ruz, y su homólogo venezolano Hugo Rafael Chávez Frías protagonizaron un histórico y emotivo juego de béisbol.

Habían acordado un desafío entre veteranos. Auxiliado por los experimentados Pedro Chávez y Servio Borges, era Fidel quien llevaría las riendas del equipo de Cuba, mientras que Chávez sería el encargado de lanzar por Venezuela.

Lo que no sabía el mandatario bolivariano era que su amigo le había preparado una broma.

 

No levantaron sospechas aquellos peloteros barrigones con barba, su aspecto los hacía irreconocibles, incluso para muchos de los expeloteros cubanos que tampoco conocían lo que estaba a punto de suceder.

Sin embargo, una sucesión de jugadas y fildeos, rapidez en los desplazamientos, reflejos felinos y batazos con fuerza, no eran los más adecuados para aquellos “peloteros retirados”.

Chávez comenzaba a sospechar. En secreto había reunido a varias estrellas activas del béisbol cubano y los hizo maquillar por un profesional para presentarlos como veteranos.

Este acontecimiento fue apreciado por unos 45 mil aficionados en el Coloso del Cerro. Foto: Cubadebate.

Hombres como Germán Mesa, Orestes Kindelán, Omar Linares, Joré Ariel Contreras, Pedro Luis Lazo y Luis Giraldo Casanova aparecían en la nómina, muchos de ellos, participantes en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1999.

Aunque aquel gesto de picardía no gustó mucho a algunos peloteros morochos, entre ellos  Remigio Hermoso, lo cierto es que ese partido, programado entre un par amigos fomentó aún más la amistad entre los pueblos de Cuba y Venezuela, entre Fidel y Chávez, entre un padre y un hijo.

Ese juego de béisbol reforzó el respeto y admiración entre ellos, y pasó a la historia como una de las bromas más originales de un jefe de Estado a otro.

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