Historias olímpicas: a lo Cantinflas, ahí está el detalle (I Parte)

Volman Iso-Hollo. Foto: TBW.
Por Víctor Joaquín Ortega

El finés Volman Iso-Hollo pretende ascender al sitio principal del podio en los tres mil metros con obstáculos en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932.Ya obtuvo plata en los 10 mil, solo superado por el polaco Janusz Kusocinsky.

La aspiración del nacido en Finlandia en la segunda prueba va mucho más allá: romper el récord del mundo. Tiene condiciones para lograrlo, pues lo ha demostrado en las prácticas y el sueño posee bases objetivas.

¡Arrancaron...! Volman demuestra su calidad en cada vuelta, aumenta la ventaja, se muestra fresco. Los rivales, cada vez más atrás. Está llegando fácil a la meta. “Pero, ¿dónde se metieron los jueces...? No están en su puesto. Rugen las protestas. Pero los contendientes pagan por el descuido: deben seguir corriendo, están dando una vuelta  suplementaria...

El finés consigue uno de sus sueños: se impone con 10:33.4 minutos, con el británico Tom Evenson (10:46.0) y el estadounidense Joe McCluskey (10:46.2) en plata y bronce, respectivamente.

Pero la marca del planeta queda incólume porque los árbitros incumplieron su deber. En Berlín, cuatro años después, Iso-Hollo será el hombre dorado otra vez, aunque su tiempo (9:03.8) tampoco mejorará el tope del orbe ni el de la justa, y deberá conformarse con el tercer puesto en los 10 mil.

Otro desliz daña el atletismo del certamen realizado en la ciudad de Estados Unidos. Eddie Tolan y Ralph Metcalfe, de Estados Unidos, son el campeón y subcampeón en la prueba reina, ambos igualando el tope mundial de 10.3 segundos en el hectómetro.

Se disponen a batirse en la lid de la verdad en los 200. ¡Salieron...! Ya llegan... De nuevo Tolan es el uno (21.2), mientras  su mayor oponente al tercero, superado por su coterráneo George Simpson 21.4 por 21.5.

Sin embargo, se comprueba que una mala medición le agregó un metro y cincuenta centímetros de más al recorrido de Ralph. De no haber acontecido este error hasta podría ser el titular.

El  italiano Luigi Beccali, monarca  de los mil 500 planos en Los Ángeles 1932. Foto: https://www.olympic.org/
El  italiano Luigi Beccali es el monarca  de los mil 500 planos (3:51.2 minutos) en estos décimos juegos de 1932. Y en los albergados por Alemania, en 1936, es el favorito de muchos. Pero allí se enreda en la carrera decisiva: Jack  Lovelock, de Nueva Zelanda, y  Glenn Cunningham, de Estados Unidos, lo lanzan al bronce 3:47.8 (quebrada la plusmarca del planeta) y 3:48.4 por 3:49.2.

Beccali se hunde al no poder realizar uno de esos impresionantes finales a los que tiene acostumbrado a sus seguidores. Según técnicos y periodistas, amén de la excepcionalidad del triunfador, Luigi no distribuyó bien su potencia. 

Pues a lo Cantinflas, ahí estaba el detalle para evitar que grandes atletas lograran sus hazañas.

Continuará…

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