Fidel fue un gran amante e impulsor del béisbol. Foto: Trabajadores.cu |
A los pocos días de llegar a La Habana, en aquel acto donde una paloma llega hasta el hombro de Fidel Castro, le escuché decir: “…quizás ahora las cosas serán más difíciles...”. Y sin embargo se reúne en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, el 29 de enero de 1959, con personalidades muy relacionadas con las lides atléticas.
Deportista destacado, sabe que la cultura física “…es fuente de voluntad, constancia, vigor físico y agilidad mental”, como sostiene en el temprano encuentro para impulsar las transformaciones de ese escenario. La nueva sociedad necesita una ciudadanía con esas cualidades.
Esa fue la esencia de la reunión donde convoca e ilumina: “...Venimos decididos a impulsar el deporte a toda costa, llevarlo tan lejos como sea posible, pero para ello es necesario la ayuda de todos: de atletas, de dirigentes de organismos, de comentaristas...”.
A una primera etapa le podemos denominar inicial o básica (enero de 1959 a 23 de febrero de 1961), con la Dirección General de Deportes (DGD), el capitán del Ejército Rebelde Felipe Guerra Matos al frente.
En aquellos años comienza la fractura del muro que separaba al pueblo de la actividad. Sin duda hubo avances. El derrumbe de la muralla es pleno en el segundo período denominado del impulso decisivo (23 de febrero de 1961 a 1970), cuando nace el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) y sus organismos anexos, con las escuelas de educación física Comandante Manuel Fajardo, que luego alcanzarán el nivel universitario.
Fidel fue el primer mandatario en inaugurar un evento deportivo de gran envergadura. Lo hizo en las dos primeras campañas de la Serie Nacional, en 1962 y 1963. Foto: Trabajadores.cu. |
En ello pesará la tenacidad, esos deseos de ser alguien, la libertad que empiezan a disfrutar aunque quede bastante terreno por recorrer; sin negar la fortaleza física heredada de los escogidos por su destreza y fuerza para ser robados, de los sobrevivientes al horrible viaje desde África y al choque con esa forma desconocida de vivir (o morir) de la esclavitud de las cadenas a la del asalariado. Siempre les tocó lo peor. Un tamiz terrible los hizo poderosos.
“El resultado obtenido por Cuba en lides internacionales es vergonzoso...”, señaló el líder en la reunión citada.
Pero también orienta el 6 de octubre de 1977, ya en un nuevo momento histórico del deporte cubano: “El fin número uno es promover con el desarrollo del deporte, el bienestar y la salud del pueblo, y el fin número dos, buscar campeones... Es importante que no nos equivoquemos, que por buscar campeones descuidemos la práctica del deporte”.
Hubo ataques. El béisbol entre los objetivos. Temprano, la ofensiva yanqui se dirige al corazón del principal pasatiempo nacional: retiro de la franquicia a los Reyes del Azúcar (1960) y ese año prohíbe que sus peloteros actúen en el clásico cubano y además nos despojan de ser el escenario de la Serie del Caribe del 1961.
Y ya con el bloqueo imponen a los peloteros cubanos la renuncia a su país para pertenecer a las Grandes Ligas de Estados Unidos.
El Comandante había declarado a la Asociación de Corresponsales de las Naciones Unidas (22 de abril de 1959): “…queremos que (los Cuban Sugar Kings) se queden en Cuba y lo que es más, queremos hacer un equipo de Grandes Ligas…”.
La situación obliga a cambiar las señas. Contraofensiva: Serie Nacional (1962). Debe sustituir al Campeonato Profesional en el amor de la afición. Ponen su bregar a favor: atletas, directores, entrenadores, árbitros -hay quien renunció a salarios elevados en ligas foráneas-, funcionarios y la prensa. En el certamen figuran establecidos y novatos.
Fidel traza la estrategia y la táctica: interviene en las inauguraciones, juega en infinidad de ocasiones, adapta el lenguaje y crea. Es el primero en inaugurar una temporada bateando la primera pelota: en la segunda Serie Nacional, el 25 de febrero de 1962. En la primera campaña, el 14 de enero de 1962, lanza la primera bola.
Reina el espíritu mambí de los representantes en el .Mundial de Costa Rica, abril de 1961. Quieren regresar y enfrentar a los mercenarios. Se les persuade: luchen allí. Retornan invictos.
La gringada continúa lesionando cuando hemos alcanzado un enfoque propio del momento sin renegar de los principios, compelidos por una compleja y menos hermosa realidad. Nos impide obtener experiencias y bienestar económico en la más vigorosa liza beisbolera del orbe.
Fidel asistió a las jornadas del Campeonato Mundial de Boxeo de 1974. Foto: Trabajadores.cu. |
Fidel expresó en la bienvenida a los peloteros vencedores del tope entre Cuba y los Orioles de Baltimore (4 de mayo de 1999): “Quizás algún día haya paz, haya relaciones normales con el vecino del Norte y exista la posibilidad de que podamos participar en esas competencias (Grandes Ligas) y en la medida en que se logre, podríamos mejorar considerablemente los ingresos modestísimos hoy, de nuestros atletas”.
"Obamada": relaciones pero el bloqueo es mantenido y en realidad intentan doblegarnos con golosinas envenenadas y el garrote presto.
Retiro oficial de la voleibolista Mireya Luis. Foto: Trabajadores.cu. |
Enfrentamos retos propios de nuestros errores, más los golpes externos. Pero el deporte prosigue como uno de los aspectos más exitosos de la nación, permanece como un derecho para todas las personas.
Continuará...
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