Foto: Cubadebate. |
Por: Lenay Barceló
La Habana revive momentos cruciales en la génesis de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en Santiago de Cuba, a 67 años de la epopeya realizada el 26 de julio de 1953.
El anticonstitucional golpe de estado de Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952, propiciò el descontento de muchos jóvenes cubanos, en cuya vanguardia se encontraban Abel Santamaría y Fidel Castro, los que comenzaron a gestar las acciones del 26 de julio en la residencia de Santamaría sita en el número 603 del edificio 164 de la calle 25, entre O e Infanta, en el Vedado habanero.
Según declaraciones del el máster en historia Seriozha Mora Candebat, especialista del hoy museo Casa Abel Santamaría, Fidel valoraba la discreción en el edificio, lugar seguro con dos puertas de acceso, una por la calle 25 y otra por O, que favorecía las reuniones, los contactos y las conspiraciones.
El experto narra que los días previos al asalto, el apartamento en La Habana estaba muy tranquilo y disminuyeron las reuniones, estrategia de discreción para burlar la vigilancia de los servicios de inteligencia de la dictadura.
Las jornadas cercanas a la epopeya tuvieron otras sedes de reunión en la capital como Jovellar 107, en casa de Melba Hernández; el bar Mi Tío, ubicado en la intercepción de la avenida Infanta con la calle 23 ; y en una vivienda del municipio Marianao. En tanto, el lugar de mayor reunión, era el edificio 910 en calle 11, donde vivía Natalia Revuelta gran colaboradora, con instrucciones de divulgar el hecho en la prensa si se lograba la victoria.
De acuerdo con colegas del diario Granma, Fidel cerró el apartamento en la calle 25, la noche del 24 de julio de 1953 y partió a construir una historia cuyas consecuencias llegan hasta nuestros días donde La Habana libra otras batallas, la de vencer una pandemia que ha costado miles de vidas en todo el mundo.
Hoy cuando nos sobran razones para festejar los hechos del 26 de Julio, en una jornada de Rebeldía Nacional diferente, los capitalinos asumimos el reto de otro Moncada. La misión es la de mantenernos libres de un virus y continuar defendiendo nuestros logros sociales al costo de enfrentar una feroz campaña de descredito al personal médico y el recrudecimiento del bloqueo impuesto a Cuba.
Aunque los escenarios son diferentes, el principio sigue intacto, mantener la libertad, independencia y soberanía de los cubanos, a cualquier costo y sacrificio.