Copa Gelabert: vitrina del fútsal

Foto: Internet

Autor: Gabriel García Galano 
La Copa Gelabert concluyó este fin de semana con la retención del título de la misma por parte de un conjunto habanero, no importa cuál.



Muchos batallaron en un torneo en el que, si bien participaron pocos integrantes de “calibre” en el mundillo del fútbol sala cubano, sí reunió cinco seleccionados de la capital cubana, confirmando a La Habana como potencia.

Fueron una manito de equipos que, con sus altas y sus bajas, dejaron ver que el camino de este deporte en la ciudad parece seguir asegurado. Y digo parece, pues como todo, hay peros contra los que luchar y que atentan contra el futuro de una disciplina que no requiere de mucho para practicarse y esto no debe ser factor para quitarle o restarle importancia en cuanto a sus urgencias.
La sala Kid Chocolate gotea y ese es solo uno de los casos, pues bien se pueden enumerar otros factores negativos que deslucen el espectáculo aunque por suerte no menguan las ganas de jugar que tiene esta horda de jóvenes, y los no tanto.
Los uniformes a veces exhiben combinaciones de colores que imposibilitan tanto al aficionado como al profesional de la prensa identificar claramente a los jugadores, una agresión flagrante a la hora de tratar de comunicar el evento. No es fácil describir un partido donde, a contraluz, hay que adivinar el número ribeteado en negro sobe un uniforme azul oscuro… sudado, además.
Liquidando esta lista con temas referentes a transportación, alojamiento, alimentación y otras cuestiones que no serán analizadas por la falta de datos acerca de las mismas (aunque no descartamos futuros trabajos al respecto), vamos a lo positivo: la gente.
El material humano está ahí y tiene talento. Lo vimos durante esta Copa con los equipos juveniles sub 17 y sub 18 años, que tuvieron una gran cantidad de muchachos que descollaron por sus actuaciones y habilidades.
En el equipo de Olimpiakos Habana también se vieron muchos jugadores jóvenes y de recorrido en los torneos de sociedades españolas que, aunque sin experiencia a la hora de topar a este nivel con selecciones de mayores, dieron la cara.
De La Habana e Industriales poco hay que decir. Siempre favoritos en la contienda por el título exhiben en sus filas a buen número de los integrantes de la selección nacional y a su vez se han ido renovando con los nuevos portentos que los sustituirán en el ambiente doméstico y, con algo de suerte, en el internacional.
Las aptitudes y actitudes aparecen desparramadas entonces en una provincia donde el fútbol sala es pasión y se practica muchísimo, tanto de manera oficial como no oficial.
Disímiles son los torneos que acogen a quienes quieren jugar y se erigen en campos de scouteo para buscar el relevo de los más altos representativos de la urbe. Solo hace falta tomarse eso en serio, así como que se le de más apoyo al fútbol sala cubano, aunque ya en eso hubo algunos pasos de avance.

Pero esos pueden ser temas de otro comentario.

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