Por: Tony DíazLa cuarta jornada de Asunción 2025 amaneció con expectativas altas para Cuba, y fue Dayanara Curbelo, la banderada de la delegación cubana, quien las convirtió en oro. En el tatami, la joven habanera (que compite por Artemisa) de más de 78 kg se mostró imbatible, decidida a regalarle a su país la primera medalla dorada del evento.
Desde el primer combate, la residente en el municipio de Boyeros impuso respeto. Venció con autoridad a todas sus adversarias asegurando el cetro continental juvenil.
Su preparación fue intensa, marcada por disciplina y entrega, como ella misma confesó antes del torneo. “Saldré a darlo todo por mi Patria”, dijo, y cumplió con creces, convirtiéndose en símbolo de orgullo nacional.
La victoria de Dayanara, no solo abrió el medallero cubano, sino que también elevó el ánimo de toda la delegación. En medio de resultados discretos en otras disciplinas, su hazaña brilló como un faro de esperanza.
Con apenas 19 años, Curbelo ya se perfila como figura clave del judo cubano. Su técnica, fortaleza y temple la colocan en la ruta hacia mayores escenarios, quizás incluso olímpicos, si mantiene este ritmo ascendente.
En Asunción, la bandera cubana ondeó más alto gracias a ella. Dayanara Curbelo, quien se hizo judoca en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (Eide) de Mártires de Artemisa no solo ganó una medalla: conquistó el corazón de su pueblo y escribió su nombre en la historia del deporte cubano.
Su preparación fue intensa, marcada por disciplina y entrega, como ella misma confesó antes del torneo. “Saldré a darlo todo por mi Patria”, dijo, y cumplió con creces, convirtiéndose en símbolo de orgullo nacional.
La victoria de Dayanara, no solo abrió el medallero cubano, sino que también elevó el ánimo de toda la delegación. En medio de resultados discretos en otras disciplinas, su hazaña brilló como un faro de esperanza.
Con apenas 19 años, Curbelo ya se perfila como figura clave del judo cubano. Su técnica, fortaleza y temple la colocan en la ruta hacia mayores escenarios, quizás incluso olímpicos, si mantiene este ritmo ascendente.
En Asunción, la bandera cubana ondeó más alto gracias a ella. Dayanara Curbelo, quien se hizo judoca en la Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (Eide) de Mártires de Artemisa no solo ganó una medalla: conquistó el corazón de su pueblo y escribió su nombre en la historia del deporte cubano.