Formación continua de cuidadores en el Hogar de Ancianos Alfredo Gómez Gendra

Foto: Dirección Municipal de Salud Centro Habana/Facebook 


Por: María Karla Fernández Mustelier

En el corazón de nuestro territorio Centro Habanero, el Hogar de Ancianos Alfredo Gómez Gendra se erige como un faro de esperanza y cuidado para nuestros mayores. En nuestro país la población envejece rápidamente, y la formación de cuidadores se convierte en un pilar fundamental para garantizar una atención digna y de calidad a nuestros ancianos. Aquí, la calidad del servicio y el sentido de pertenencia hacia el cuidado de los mayores son esenciales para mejorar su calidad de vida.

El hogar Alfredo Gómez Gendra no solo se dedica a ofrecer un espacio seguro y acogedor para los ancianos, sino que también se compromete a la formación continua de sus cuidadores. Cada semana, se llevan a cabo talleres y capacitaciones que abarcan desde habilidades prácticas hasta aspectos emocionales del cuidado. Estos programas están diseñados para equipar a los cuidadores con las herramientas necesarias para brindar una atención integral, que contemple tanto las necesidades físicas como las emocionales de los ancianos.

La calidad del servicio es un concepto que va más allá de la simple atención física. En el Hogar, se entiende que el bienestar de los ancianos está íntimamente ligado a la calidad de las interacciones humanas. Por ello, se promueve un ambiente donde el respeto, la empatía y la calidez son la norma. Los cuidadores, formados para ser no solo asistentes, sino también compañeros, juegan un papel crucial en la vida diaria de los ancianos, contribuyendo a su felicidad y bienestar.

El sentido de pertenencia hacia el cuidado del anciano es una de las piedras angulares del enfoque del hogar. Los cuidadores no solo ven a los ancianos como sus pacientes, sino como parte de una gran familia. Este vínculo emocional fortalece la confianza y crea un ambiente en el que los ancianos se sienten valorados y queridos. La formación no solo se centra en técnicas de cuidado, sino también en cultivar este sentido de pertenencia que es tan vital para una ancianidad digna y responsable.

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