La relación comerciante-cliente siempre fue de respeto |
Por: Leonel José Pérez Peña
La relación comerciante-cliente se ha dañado en los últimos tiempos en Cuba. En los barrios habaneros no se aprecia en esta nueva generación de comerciantes el resurgimiento de la figura del bodeguero de la esquina, tan popular en otros tiempos. En nuestros barrios pulula el revendedor de mercancÃas, muchas de las cuales son de primera necesidad.
En este escenario, la actitud de la mayorÃa es la de asumir el rol del aprovecha’ o de ocasión y necesidad ajena, para sacarle el kilo a la gente, sin importarle consecuencias y, muchos menos, tener intención de formar clientes.
La relación comerciante-cliente siempre fue de respeto. Respeto que se sustentaba en la fiabilidad en el pesaje, el cobro exacto de los precios, productos frescos y de buena calidad. En fin, precios más bajos, para vender más y servir mejor.
Ahora ha sido necesario crear un verdadero ejército de inspectores para enfrentar los preciosos abusivos y otras ilegalidades que afectan directamente al cliente, es decir al pueblo.
Te puede interesar ¿Quién le pone el cascabel al gato?
En varios municipios de La Habana, en esta semana que concluye, se realizó un intensivo contra estos nuevos actores económicos que, a toda costa, pretenden ganar mucho dinero al margen de la ley y abusando del pueblo.
En el habanero municipio La Lisa, en este ejercicio popular participaron los integrantes del Grupo Integrado de Prevención compuesto por los diversos factores de la comunidad y la PolicÃa Nacional Revolucionaria, y en solo dos jornadas de trabajo impusieron, por el Decreto 30, que rige las violaciones de precios y de tarifas, un total de 145 multas y por el 45, que regula las contravenciones personales, del ejercicio del Trabajo por Cuenta Propia, se notificaron 54 multas.
Los resultados de este ejercicio manifiestan la necesidad de mantener el sistema de vigilancia activado diariamente para lograr enfrentar con prontitud las violaciones que perjudican al pueblo, que se ve precisados de adquirir productos de primera necesidad, por un precio que no está no establecido.
El gato ya tiene puesto el cascabel, ahora los especuladores tendrán que modificar sus conductas o buscarse un empleo, porque basta ya de impunidad con los preciosos abusivos contra el pueblo.