Texto y foto: Ernesto Arturo Santana García del Busto
La octava edición del Mes de la Cultura Francesa en Cuba presentó en la Alianza Francesa de Prado, la Mesa Panel: “Voyage al interior de los Juegos Olímpicos”, con la presencia de tres exatletas participantes en citas bajo los cinco aros.El espacio, moderado por el periodista deportivo Carlos Hernández Luján, convocó a Patrice Mourier, luchador grecorromano francés, campeón mundial en 1987; además asistió el bronce en la división de los 48 kilos en la lucha en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, Wilbert Sánchez; y compartió con el auditorio el miembro del equipo cubano de voleibol titular del mundo en 1998, Alain Roca.
Las glorias del deporte relataron experiencias, tensiones, desafíos, logros y vivencias en sus intervenciones en Juegos Olímpicos. Entre otros temas, conversaron acerca de dos realidades con la que lidian los concursantes en el alto rendimiento: la derrota y la victoria.
Mourier, participante en tres Juegos Olímpicos, contó que “a pesar de alcanzar satisfactorios resultados durante su carrera como luchador, en la que celebró dos títulos mundiales y un europeo, nunca ha podido sacarse la espina por no subir a un podio en la más importante de las lides”, confesó la gloria deportiva.
Sobre el tópico, el representante de Cuba en Atlanta 1996 y Sidney 2000, Alain Roca, apuntó que el ser humano no está preparado para asimilar constantemente la derrota, y que es, precisamente, la alta competencia, quien te enseña a asumir con solvencia los fracasos. “Le debemos mucho al deporte”, valoró.
Los protagonistas de la tarde del jueves en la sede diplomática, dialogaron acerca del rigor de los entrenamientos rumbo a las competencias estivales. En referencia a la preparación coincidieron en que el sobreesfuerzo físico y mental para unos Juegos resulta perjudicial para la salud de la mayoría de los atletas.
El multimedallista europeo Mourier consideró a la escuela cubana de lucha como un paradigma por sus resultados en las grandes citas. De los conocimientos de los entrenadores cubanos dijo estar aprendiendo desde su etapa como grequista activo. Compartió que cuando dirigía la selección de su país venían todos los años con el equipo a realizar campamentos de entrenamientos en la Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento Cerro Pelado.
El multicampeón mundial Wilbert Sánchez significó la trascendencia que tuvo para la delegación cubana los éxitos logrados, en los que para él son los mejores juegos olímpicos de la historia: Barcelona 92. En España, la Mayor de las Antillas consiguió su mejor participación histórica con 14 medallas de oro y quedó en la quinta posición en el medallero.
Para despedir el espacio, el referente del voleibol antillano Alain Roca, resumió el sentir de los deportistas que compiten en la magna cita: “Vivir unos Juegos Olímpicos es algo fantástico, donde converges con atletas de todo el mundo, se disfruta de una atmósfera única por la multiculturalidad presente. Desde la asistencia a la gala inaugural, la vida en las villas olímpicas, la competencia, el regreso a casa, son experiencias que te llevas para siempre”.
A la mesa-panel asistió el embajador de la nación gala en la Isla, Laurent Burin Des Roziers. El diplomático y los organizadores del evento informaron que las actividades se extienden hasta el 31 de mayo, fecha en que finaliza el Mes de la Cultura Francesa en Cuba, dedicada en su octava edición a los Juegos Olímpicos París 2024.
Las glorias del deporte relataron experiencias, tensiones, desafíos, logros y vivencias en sus intervenciones en Juegos Olímpicos. Entre otros temas, conversaron acerca de dos realidades con la que lidian los concursantes en el alto rendimiento: la derrota y la victoria.
Mourier, participante en tres Juegos Olímpicos, contó que “a pesar de alcanzar satisfactorios resultados durante su carrera como luchador, en la que celebró dos títulos mundiales y un europeo, nunca ha podido sacarse la espina por no subir a un podio en la más importante de las lides”, confesó la gloria deportiva.
Sobre el tópico, el representante de Cuba en Atlanta 1996 y Sidney 2000, Alain Roca, apuntó que el ser humano no está preparado para asimilar constantemente la derrota, y que es, precisamente, la alta competencia, quien te enseña a asumir con solvencia los fracasos. “Le debemos mucho al deporte”, valoró.
Los protagonistas de la tarde del jueves en la sede diplomática, dialogaron acerca del rigor de los entrenamientos rumbo a las competencias estivales. En referencia a la preparación coincidieron en que el sobreesfuerzo físico y mental para unos Juegos resulta perjudicial para la salud de la mayoría de los atletas.
El multimedallista europeo Mourier consideró a la escuela cubana de lucha como un paradigma por sus resultados en las grandes citas. De los conocimientos de los entrenadores cubanos dijo estar aprendiendo desde su etapa como grequista activo. Compartió que cuando dirigía la selección de su país venían todos los años con el equipo a realizar campamentos de entrenamientos en la Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento Cerro Pelado.
El multicampeón mundial Wilbert Sánchez significó la trascendencia que tuvo para la delegación cubana los éxitos logrados, en los que para él son los mejores juegos olímpicos de la historia: Barcelona 92. En España, la Mayor de las Antillas consiguió su mejor participación histórica con 14 medallas de oro y quedó en la quinta posición en el medallero.
Para despedir el espacio, el referente del voleibol antillano Alain Roca, resumió el sentir de los deportistas que compiten en la magna cita: “Vivir unos Juegos Olímpicos es algo fantástico, donde converges con atletas de todo el mundo, se disfruta de una atmósfera única por la multiculturalidad presente. Desde la asistencia a la gala inaugural, la vida en las villas olímpicas, la competencia, el regreso a casa, son experiencias que te llevas para siempre”.
A la mesa-panel asistió el embajador de la nación gala en la Isla, Laurent Burin Des Roziers. El diplomático y los organizadores del evento informaron que las actividades se extienden hasta el 31 de mayo, fecha en que finaliza el Mes de la Cultura Francesa en Cuba, dedicada en su octava edición a los Juegos Olímpicos París 2024.
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