Ciencia e innovación en la obra de Félix Varela

 

Por: Redacción Digital

Nacido en La Habana el 20 de noviembre de 1788, el presbítero Félix Varela y Morales se vinculó desde muy joven a la docencia, al ocupar, en 1811, la Cátedra de Filosofía en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio de La Habana.

Como aparece en el libro Cien Figuras de la Ciencia en Cuba, de un colectivo de autores encabezado por el doctor Rolando García Blanco, en el desempeño de esa función introdujo importantes cambios en la docencia, al sustituir el latín por el castellano a la hora de impartir las clases de Filosofía, e introducir por primera vez en Cuba, el método de la experimentación para el estudio de las ciencias, argumentando que «aprender de memoria es el mayor de los absurdos, pues si falla la memoria, falla todo lo estudiado».

En ese propio recinto, creó el primer laboratorio de Física y Química que hubo en la mayor de las Antillas, e inició allí la enseñanza experimental de la Física, asignatura sobre la cual escribió el primer libro conocido de un autor cubano. También tradujo del inglés la obra titulada Elementos de Química aplicada a la agricultura, del autor Humphrey Davy.

Forjador de la nación cubana, y «quien nos enseñó primero en pensar», según diría de su persona el insigne pedagogo José de la Luz y Caballero, el padre Varela, considerado el fundador de la ciencia cubana por muchos estudiosos de su vida, fue también un avezado innovador.

Así, por ejemplo, diseñó un sistema de purificación de aire para las salas y pasillos de los hospitales, además de abogar por controlar la temperatura ambiental donde estaban los enfermos, y tratar de mantenerla lo más baja posible por diferentes maneras, pues con suma sagacidad había observado que el calor favorecía la propagación de infecciones.

En un artículo publicado en La Revista del Repertorio Médico Habanero, en marzo de 1841, Félix Varela describió el referido sistema y expuso, asimismo, las características de otro aparato ideado por él para filtrar el aire enrarecido de los hospitales, preservando así que afectara a las comunidades aledañas.

Ambos fueron patentados en los Estados Unidos de América.

También en el propio país norteño, el sacerdote cubano patentó, en 1831, una rueda que facilitaba el movimiento de los carruajes, preservaba el pavimento y no producía ruido, pues sus elementos conformadores, además de no estar soldados, interiormente estaban recubiertos de acero.

 ¿VARELA EN EL FIRMAMENTO?

En el acto solemne por el aniversario 171 del fallecimiento del padre Varela, efectuado el lunes 26 de febrero, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, bajo el auspicio de la Cátedra de Cultura Científica que lleva su nombre, el doctor en Ciencias Oscar Álvarez Pomares, miembro de Honor de esta, disertó sobre cómo transcurrió el proceso mediante el cual la Unión Astronómica Internacional le asignó el nombre del presbítero cubano a una estrella.

Según precisó Álvarez Pomares, en 2019 esa organización propuso ejecutar un proyecto internacional de carácter popular para permitir a los habitantes, de cualquier país del mundo, dar nombre a un exoplaneta seleccionado, y a su estrella.

«Bajo esa premisa, más de 110 países organizaron campañas nacionales dirigidas a estimular la participación directa de sus ciudadanos, con la finalidad de que propusieran y seleccionaran las denominaciones que debían llevar cada uno de esos cuerpos celestes».

«Después de seleccionar una gran muestra de exoplanetas, todos detalladamente estudiados y confirmados, junto a sus estrellas principales, el Comité Directivo de ese Proyecto Internacional asignó un sistema estrella-planeta a cada país, tomando en cuenta que la estrella madre seleccionada se viera en todo el territorio, la mayor parte del año».

Como recalcó el doctor Oscar Álvarez, en las naciones participantes en la encuesta fue creado un comité nacional asociado a la Unión Astronómica Internacional, encargado de asumir la conducción del referido proceso de consulta pública y de establecer el sistema de votación que sería aplicado.

«Las votaciones se efectuaron entre junio y noviembre de 2019, y después de la validación final, los resultados globales fueron anunciados en diciembre de ese propio año.

«En el caso particular de Cuba, su comité nacional estuvo integrado por seis doctores en Ciencias Físicas (dos eran miembros de la Unión Astronómica Internacional), tres académicos titulares, tres físicos teóricos y un astrónomo. Se recibieron en total 1 124 propuestas.

«Luego de un primer corte, quedaron 48 que cumplían con todos los requisitos, de las cuales se votaron por las nueve propuestas mejor fundamentadas que fueron analizadas por cinco de los miembros del comité nacional, sin conocer el nombre, ni la filiación de los proponentes».

Finalmente, aseveró el doctor Oscar Álvarez, la propuesta ganadora por mayoría de votos fue la presentada por la profesora Yenile Aguilar Rodríguez, del Centro Universitario Enrique Rodríguez-Loeches, adscrito a la Universidad de Matanzas.

«Así, los nombres seleccionados en representación de Cuba recayeron en Finlay, para el caso del exoplaneta, y Felixvarela, para su estrella madre (se trata de una estrella enana naranja, localizada en la constelación de Cetus, la Ballena), honrando para siempre, en el firmamento, a dos figuras fundacionales y cimeras de la ciencia nacional».

El doctor Álvarez Pomares recordó que, en 1976, la Unión Astronómica Internacional acordó asignar el nombre de nuestro Héroe Nacional, José Martí a un cráter del planeta Mercurio, para convertirse con justeza en el primer hijo de Cuba en recibir ese homenaje permanente en el espacio sideral.

Fundada en 1919, la Unión Astronómica Internacional agrupa a más de 13 500 astrónomos profesionales de más de un centenar de países. Tiene la misión de promover y salvaguardar la Astronomía en todos sus aspectos, incluida la investigación, la comunicación, la educación y su desarrollo, por medio de la cooperación internacional.

Asimismo, es la única autoridad reconocida mundialmente para poner nombres a los cuerpos celestes y a los accidentes del relieve descubiertos en ellos.

Tomado de Granma

LLHM

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