Jamás olvidemos a los protagonistas

Fidel siempre estuvo cerca de los atletas y abogó porque se cumpliera con la máxima de garantizarles una vida digna en lo económico y espiritual. Foto: Estudios Revolución.

Por: Víctor Joaquín Ortega


Fidel Castro se reunió con dirigentes del movimiento deportivo cubano el 29 de enero de 1959, en el Coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana. Resaltó la importancia de la esfera en la formación de los seres humanos y la labor salvadora que debíamos hacer mediante ella.

Allí, dijo que hasta entonces era un ámbito muy golpeada, pues “…todo ha estado abandonado, se han realizado las cosas a medias. El deporte ha andado mal…”.

Aseguró: “Venimos decididos a impulsar el deporte a toda costa, llevarlo tan lejos como sea posible…”, sin soslayar la misión forjadora de la parte competitiva de la Cultura Física y de toda ella. “El deporte es fuente de voluntad, constancia, vigor físico y agilidad mental…individualmente consigue que no se extravíe la mentalidad del joven…”.

Se refirió igualmente al alto rendimiento: “El resultado obtenido hasta el presente por Cuba en eventos internacionales es vergonzoso. Nuestro nivel deportivo es muy bajo…”. Sabía quiénes eran los protagonistas del sector y los defendía con hechos y conceptos. “No me luce correcto que los héroes del deporte, nuestros campeones, queden después en la miseria. Eso no sería estímulo al deporte… El mejor estímulo que puede crearse para el atleta es asegurarle su retiro y saber premiar a los que llegan a campeones…”.

Dichas ideas y muchas más fueron convertidas en batalladora realidad, primero en la labor de la Dirección General de Deportes, que abrió el nuevo camino, al frente el capitán del Ejército Rebelde Felipe Guerra Matos, y posteriormente en la del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), liderado por José Llanusa Gobel. La actividad sería desde entonces y para siempre un derecho del pueblo, derribado el muro que la separaba de las masas.

Ascendimos a ser una potencia de primera línea en lo cualitativo, a partir del crecimiento de la masividad como nunca antes y un riguroso trabajo donde la técnica y la ciencia desempeñaban un correcto papel. Sería injusto desconocer que, sin el apoyo decisivo del campo socialista, la Unión Soviética a la vanguardia, no habría sido posible el gran salto.

Este recuento no significa ignorar deslices presentes todavía de alguna forma, sin que sean causados directamente por el bloqueo gringo. Al contrario, deben ser desnudados: culto exagerado al “campeonismo” y el medallismo, debilitada la misión esencial del ámbito y la masividad, muchas deficiencias en las clases de Educación Física, lentitud para llevar a cabo los avances científico-técnicos aun los propios utilizados en el extranjero, yerros en la política de cuadros, grandes desaciertos en el trato a entrenadores y atletas.

En espacios periodísticos que usan muy bien el derecho y el deber de no esconder las fallas de las lides del músculo debajo de la alfombra —cuando escapan cabalgan sobre manos sucias—, se les ha combatido y combate al reflejarlas y analizarlas.

En cuanto a las críticas acerca de las incorrecciones en el trato a los protagonistas de la citada trinchera, no solo achacables al Inder, sobresalen las entrevistas realizadas para la televisión por Aurelio Prieto Alemán y Carlos Alberto Hernández Luján y los intercambios de opiniones con los protagonistas, los aficionados y los comunicadores en Radio Rebelde y la COCO. Impacta sobremanera esa ofensiva brillante en la página del periódico Trabajadores, con la autoría de Daniel Martínez, Jorge Coll y Joel García. También existen páginas web, ponencias, libros fustigadores de dichos sucesos nefastos.

Lo expresado por Julio Antonio Mella en sus clases de periodismo a los colaboradores de la publicación mexicana El Machete está vigente: “Nosotros no somos burgueses hipócritas para ocultar nuestros fracasos e ineptitudes”.

Los golpes a personas tan amadas y de valía tienen que ser dados a conocer vengan de donde vengan y sean quienes sean los autores. Mucho duelen ofensas, equivocaciones, olvidos, esos desgarramientos sufridos por Eugenio George y su esposa Chela, Ronaldo Veitía, Regla Torres, María Caridad Colón, Alcides Sagarra, Enrique Figuerola, Orlando Martínez, Silvio Leonard, Serguei Torres, Ana Fidelia Quirot, Ariel Hernández, Adolfo Horta, Luis Orta, Osvaldo Lara, Regla Hernández, Margarita Skeet, Roberto Hernández, Juan Morales, José Francisco Reinoso, Alfredo Despaigne, Rodolfo Falcón, Luisa María Mojarrieta, José Modesto Darcourt, Risita Quintero, Orestes Miñoso… ¡Dios mío!

La crítica constructiva no puede ser confundida con los ataques del enemigo, especialmente en las redes sociales, porque estas aunque partan de faltas reales de acá, siempre traen un fin perverso. Ah, pero lo que escriben los periodistas nuestros no sabe a pastel de guayaba en todas las ocasiones, incluso en oportunidades es amargo, mas su intención es la de curar, fortalecer y unir.

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