El Punto Cubano: centro del nacionalismo musical

Imagen tomada de La Jiribilla.

Por: Leonel José Pérez Peña

Cuba tiene un Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad otorgado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) que reclama su protección. Es una expresión musical identitaria, la cual es poco utilizada en escenarios y comunidades, y si no se aplica acertadamente como refrenda la Política Cultural de la Revolución cubana, corre el peligro de perder su condición.

Se trata del Punto Cubano o Punto Guajiro, como también se le conoce, es una derivación directa del zapateo español y constituyó la primera manifestación contable y bailable que tuvo lugar en la Isla desde los primeros años de la conquista.

Los peninsulares trajeron sus formas de canto popular, constituidos por coplas y diversos estilos de improvisar. Pronto esa rica tradición hispánica se adecuó a las características del trópico y surge la cuarteta cubana con su melodía propia, creada en la Isla a partir de los aportes de los conquistadores.

Con esa melodía y cuarteta, el humilde hombre del campo comienza a inspirarse para contar el suceso local, y fue tan aceptada que el pueblo lo convirtió en un fenómeno social, de ahí su valor como expresión folclórica de cubanía, aseguró Argeliers León en su investigación Del canto y del tiempo.

Mediante el largo proceso de  transculturización ocurrido en nuestra geografía nacional, el Punto, junto a las danzas y contradanzas de Manuel Saumell, se convierte en el centro del nacionalismo musical cubano, porque ambos son causantes de nuevos géneros de la música popular, como afirma la destacada musicóloga cubana, María Teresa Linares.

Al mezclarse los elementos melódicos y armónicos que hereda el Punto de la tradición hispánica con los ritmos africanos, se enriquece el complejo de la tonada dividiéndose en dos grandes grupos: las de Punto Libre, que está más cerca al mundo español, y la de Punto Fijo, donde es determinante el ritmo afro en la concepción de la obra musical.

A finales del siglo XIX, el Zapateo Cubano, Danzas y Contradanzas constituían la actividad musical fundamental en los salones de baile de La Habana. ¿Qué ha pasado desde entonces? ¿Cuál es la realidad que vive hoy el Punto Cubano, luego de haber sido declarado por la UNESCO en el 2017, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad?

Las direcciones de Cultura deben lograr articular acciones que contribuyan a mantener viva esta tradición. Ya no solo en la programación de Peñas de la Décimas y otras actividades con la presencia de los poetas repentistas e instrumentistas del género, también es necesario fomentar los Talleres Especializados en Repentismo Infantil como una vía de formar nuevas generaciones de creadores y defensores de esta tradición.

Por solo citar dos ejemplos de lo que pudiera hacerse y no se hace ni se vislumbra una acción concreta a corto plazo. Los municipios Mariano y La Lisa en su diagnóstico cultural aparece como una tradición la décima cantada, sin embargo, no cuentan con proyectos que lo pongan en práctica.

Por los aportes a la cultura el Punto Cubano mereció el título de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ahora es necesario que los decisores de la cultura lo hagan efectivo, sean consecuentes con la política cultural y lo mantengan en la programación para que este siga vivo y continúe como uno de los signos y símbolos de la identidad nacional.

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