Foto: 5 de Septiembre. |
Por: Leonel José Pérez Peña
Cuando los embates del ciclón Flora, yo tenÃa tres años y unos meses de nacido; de aquellos dÃas guardo, quizás por lo trágico de los acontecimientos, algunas escenas y otras las recuerdo desde la tradición oral o por las posteriores lecturas.
En la inmensa llanura Tunas-Bayamo, fueron apreciadas imágenes dantescas provocadas por las intensas lluvias del huracán Flora, hasta convertir al rÃo Cauto en océano de muerte y destrucción.
Muchos campesinos salvaron sus vidas subiéndose a árboles o techos de sus bohÃos; y ahà una de las escenas que recuerdo: el ruido de los helicópteros sobrevolando la zona para rescatar y salvar a vecinos y familiares.
Al mismo tiempo, una explosión de alegrÃa brotó espontánea de las gargantas de los que se guarecÃan del ciclón en mi casa: "Ahà va Fidel; ¡Ese es el caballo!".
Entonces desde mi conciencia de niño campesino se formó la imagen de que helicóptero y Fidel, son sinónimos de salvación y vida.
Luego supe que sÃ, Fidel fue uno de esos rescatistas que contribuyó a salvaguardar vidas humanas durante las intensas lluvias de aquel fenómeno climático. Se convirtió en leyenda, como el salvador del pueblo y cada vez que se contaba una de sus hazañas por amor al pueblo, siempre el final de cada anécdota terminaba: ¡Ese es el caballo!
Cuando la trágica noticia de aquel fatÃdico 25 de noviembre, un guajiro tunero, heredero de El Cucalambé, Over Caballero Hernández, en una emocionante décima, asà expresa la eternidad de EL CABALLO:
Fidel está en cada palma
de la montaña y el llano,
está en el pueblo cubano
que se lo sembró en el alma.
Fidel se encuentra en la calma
y está en la furia del viento,
presente en cada momento
del deporte, del artista,
él está en cada conquista
demostrando su talento.