Villa Capablanca, pasión por el ajedrez en Cojímar

Foto: Jit.

Por Redacción Digital


La pasión por el ajedrez constituye denominador común entre quienes pasan sus horas en Villa Capablanca, en el municipio Habana del Este.

Allí no importa la edad, mucho menos el conocimiento previo o si recién se aprendieron las reglas para desplegar la imaginación sobre las 64 casillas.

Tampoco limita el intenso calor que agota y se siente abrasador por estos días cerca de la costa, al este de la capital. El único requisito indispensable para formar parte de esta familia cada vez más numerosa y sin lazos sanguíneos es el amor por el ajedrez.

“Poner mi casa en función del ajedrez ha sido lo mejor que me ha pasado”, sentencia José Sánchez Rey, presidente de este proyecto de desarrollo local (PDL), como disparo de salida para su conversación con Jit en su sede, ubicada en la localidad de Cojímar.

“Esto todavía no es lo que queremos. Tenemos profesores, una junta directiva, pero vamos a perfeccionarlo, porque nuestro objetivo también consiste en darle atención a la comunidad que nos rodea”, confiesa este hombre de 79 años de edad, a quien el bastón en que se apoya no le resta vitalidad para mostrar lo mucho que ha conseguido.

Su nieta Heydi aportó los primeros juegos, enviados desde Dubái. Otros han aumentado el patrimonio material para que entre mesas, sillas y tableros pasen las horas sin darse cuenta.

“Nos proponemos alternativas para aportar desde nuestro pedacito. Queremos, incluso, traspasar los límites locales y llegar a las escuelas del municipio”, asegura ilusionado y respaldado por otros que también sienten el Juego Ciencia como brújula para la vida.

Foto: Jit.

El Maestro Fide Dennys Orduñez, encargado de impartir la mayor parte de las clases, y Lázaro Hernández, uno de los miembros de la junta directiva, se unieron desde sus inicios y comparten el entusiasmo por lo logrado.

Aprobado como PDL desde enero de 2022, en Villa Capablanca se imparten clases para los distintos niveles de desarrollo, promueven torneos y propician que muchos niños accedan a los conocimientos a través de los grandes maestros que habitualmente los visitan.

Varios planes rondan las mentes de sus fundadores. Acoger a quienes se interesan por este deporte va quedando pequeño. Próximamente comenzarán a enseñar los secretos del juego a niños con necesidades especiales que asisten a un centro docente cercano; y prepararán a profesores para impartir clases en escuelas primarias del municipio Habana del Este.

“Ya hemos conversado con autoridades de educación y vamos a elaborar un plan, dotar de conocimientos a quienes luego puedan impartir clases en las escuelas primarias”, interviene Orduñez, a cargo de las clases a los niños más pequeños.

Mientras transcurre la conversación no ha cesado el “movimiento” de piezas. Fabio, Ever, Júnior Frank y Anthony andan enfrascados en duelos a los que se unen pronto Daniel y Aleimi.

Esta última es “la única dama en una sala de reyes”, aunque no siempre sucede así. “Hoy está solo ella, casi siempre son más las niñas que vienen a clases”, dice Orduñez, esperanzado con ver a alguno de sus pupilos convertidos en figuras del ajedrez en Cuba.

No lo mencionó, quizás por modestia, pero esa idea subyace en sus palabras, en las del presidente Sánchez y en las de todos los que con orgullo hacen posible que este proyecto siga creciendo.

De momento, Villa Capablanca constituye un espacio que Cojímar no tenía para acercarse al milenario juego, el lugar al que ir a “batirse” en épicas batallas de la mente. Quizás en el futuro se forme allí un próximo campeón de Cuba o del mundo.

Tomado de Jit

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente