Una enseñanza de Frei Betto

Frei Betto. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.

Por: Daniela Gómez Herrera

Ya había escuchado hablar de Betto, conocido internacionalmente como teólogo de la liberación y autor de unos 60 libros, en los cuales ha manejado diversos géneros literarios: novela, ensayo, policíaco, memorias, y hasta infantiles y juveniles. Surca temas de carácter político, religioso, de comunicación, de historia.

Sabía que Betto en su país, en el año 1986, fue Intelectual del Año por la Unión Brasileña de Escritores. Asesor de movimientos sociales, de las Comunidades Eclesiales de Base y el Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra. Dos veces ha sido premiado con el Jabuti, el más grande premio literario en Brasil: una nación de tradiciones increíbles. Y yo, incluso, había leído algunos de sus textos, y repasado más de una vez su Fidel y la Religión.

Así que cuando entró el mensaje por WhatsApp de que Frei Betto estaría el 23 de junio en la Sala Ernesto "Che" Guevara, la idea me vino muy bien. Nunca lo había visto de cerca y esta era mi oportunidad. En el encuentro participaron, además, intelectuales, directivos y periodistas de la radio y la televisión cubanas, convocados por un tema medular: el Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional y las vías para su implementación.

Pero esto ya no es noticia. Llegué tarde y, en realidad, apenas estuve en los últimos minutos de la cita. Sin embargo, fue suficiente para escuchar la intervención de Luis Enrique Colomé Dagneses, del equipo de Comunicación de la Televisión Cubana. 

Se le había dado la palabra al público allí presente, para hacer alguna pregunta o comentar una experiencia. Aquel señor, entrado en años, de jeans claro y pulóver a rayas azules y blancas, alzó la mano como un niño de primaria que estudió y quiere ayudar a la maestra a explicar la tarea en la pizarra. Yo me dije: ahora este viene a hacer la historia de la buena pipa, diciendo que la Televisión Cubana está poniendo en sus programas contenidos atractivos relacionados con el Plan de Seguridad Alimentaria, y lo está volcando además en sus redes sociales… esto es pa´rato.

Pero él me sorprendió. Soy campesino, dijo: vivo en el municipio Playa, en 56, entre 43 y 45. Un rumor cruzó la Sala Ernesto "Che" Guevara, de lado a lado. Yo salí del fondo y salté hacia adelante.

No se puede decir que Playa esté en el centro de La Habana, pero no es precisamente un municipio que destaque por su producción agrícola. Aquel hombre tenía cosas que decir, y mientras tanto iba engarzando una palabra con la otra, se notaba la emoción que le embargaba. Había un reflejo, al mismo tiempo, de aquel enunciado verbal, en el discurso corporal y la expresión del rostro en Betto. A esas alturas, ya yo estaba preparada para entrevistar al “guajiro Colomé” cuando acabara la reunión.

Quería saber cómo había logado hacer todo lo que nos narró, desde un sitio de la urbe capitalina. Me acerqué con la verdad. Y él respondió.

Yo crecí en las lomas de Oriente, pero no era campesino. Mi procedencia en realidad es obrera industrial. Pero consideré importante, en medio de la crisis en que estamos, informarme en cuanto a temas de la agricultura urbana. Con la ayuda de los vecinos del barrio, especialmente los de mi edificio, preparamos un terreno que era casi un basurero. Y lo convertimos en huerto.

¿Y qué sembraron? ¿Las plantas se le dieron bien? Siempre le he escuchado a mis abuelos que no toda la tierra es buena…

Eso es verdad, pero con voluntad y apoyo se logran también muchas cosas. Hemos ido creando un área solidaria, sustentable, donde hemos sembrado plantas medicinales, café, yuca y hasta algunos frutales, como guayaba y frutabomba. Recientemente, iniciamos una crianza de patos.

Parece que había algo en mi rostro que mostraba incredulidad, porque el hombre, con tono enérgico y mirándome a los ojos, apuntó:

Para finales del año pasado, pudimos darle una ración de yuca a 12 familias que presentan situación de vulnerabilidad; y, en ese barrio, todo el mundo, usa las yerbas medicinales para lo que más precise.

Yo quería preguntar sobre algo que él había esbozado en su intervención, que es la importancia de que exista una guía o repositorio informativo, para la orientación agrícola. Pero él, no permitió que formulara la pregunta.

Mira, aquí lo que hay que hacer es convertir el lema Cultiva tu pedacito en realidad. Con actividades que sensibilicen a todos, y en donde se involucren todas las organizaciones políticas y de masas. Además –y esto se puede generar desde la comunicación en los medios, que es lo que nos toca a nosotros–, hay que diseñar en Cuba una especie de almacén con las técnicas de cultivos en espacios pequeños (y grandes también, pero bueno, me refiero más a la siembra y la crianza en las ciudades). Con eso podemos logarlo.

Se notaba convencido. Estábamos casi en la puerta, de modo que los que salían podían ver que conversábamos. Frei Betto, que se despedía amablemente, y saludaba a muchos de los asistentes, también vio que interpelaba a Colomé: la grabadora en mano y la arruga en la frente. Interpretando cada gesto. El sacerdote dominico se acercó a nosotros y dijo:

- Eso es lo que hay que hacer, periodista. A él hay que hacerle un buen trabajo, y si es posible filmar todo lo que tiene en su casa.

Me quedé con el contacto, la alegría de conocer a Colomé y de haber estado cuando pronunció sus palabras. Me quedé con la enseñanza y la satisfacción de Frei Betto: es preciso narrar las historias de los héroes cotidianos.

YER

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