A luchar por la decencia

 

El equipo de La Habana del Este
. Foto: Boris Luis Cabrera /Tribuna de La Habana

Por: Octavio Jesús Cruz Aragón 

Por  estos días disfrutamos el final del campeonato de las pequeñas ligas de pelota en Cuba. Tanta ha sido la calidad  y la pasión de los peloteritos, que los estadios se han repletado y miles de televidentes o radio oyentes los hemos seguido. 

En la semifinal de la serie, efectuada entre el equipo de Matanzas y los azules del municipio Habana del Este, los niños  dieron un ejemplo muy valioso de los valores que la práctica deportiva genera.

Mucho y muy bien se habló del gesto de los dos capitalinos, quienes apoyaron al niño matancero que, dolido por la derrota, con tremenda vergüenza deportiva, lloraba desconsolado.

Ese  gesto "cubría" el costo de las transmisiones.  Felicidades para la televisión y la radio que, con muy buen tino, decidieron transmitir los juegos. Es uno de los mejores espectáculos en lo que va de año, y ojalá se repita.

Sin embargo, no todo florece en la viña del señor.

Al final del aquel juego, cuando las cámaras enfocaban al público para ilustrar el júbilo, apareció un individuo levantando ¿eufórico? un vaso con ron. 

¿Por qué permitir la ingestión de bebidas alcohólicas en los estadios, especialmente cuando juegan niños? ¿Por qué inculcarles esa subcultura de que toda celebración tiene que venir mojada con el buen ron cubano?

Por otro lado, en el doble juego de la subserie final entre granmenses y capitalinos, atónitos, escuchamos cómo desde las gradas abarrotadas de “público”, llegaba el irrespetuoso y nada deportivo estribillo que se acostumbra utilizar para ofender a los atletas de la capital.

El menosprecio y la ofensa al deportista o equipo contrario es inadmisible. Aún contra elencos de mayores esas prácticas no tienen justificación. Sin embargo, emplearlas contra niños, quienes están en pleno proceso de formación, tiene una connotación más compleja.

Debiera existir una regla que autorice al árbitro a descalificar, inmediatamente y sin derecho a reclamación, al equipo cuyos fanáticos  asuman posturas antideportivas como la que aquí hemos criticado.

Tal vez entonces empecemos a ser "un tilín mejores".


LLHM

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