Foto: Team Vívela.
Por Redacción Digital
Oscar Valdés junto al equipo de Portuarios, vieron hace pocos días como se desvanecía el sueño de representar a Cuba internacionalmente en este inicio de año 2023, tras no poder contra Agricultores en una disputadísima Final de la Liga Élite buscando el pase a la Serie del Caribe.
Para el máscara capitalino significó terminar casi con las manos vacías, pues a pesar de su gran temporada, era difícil que lo llevaran como refuerzo con Agricultores por las figuras de calidad que posee ese equipo en dicha posición y aún más complicado que estuviera dentro del equipo al Clásico Mundial, pues tenía desventaja al no encontrarse luchando su puesto directamente en la concentración del Estadio "Latinoamericano", pues la misma coincidió con la postemporada.
¿Merecía estar en alguno de esos equipos?, sin duda alguna la respuesta es positiva, pero no es la intención de este escrito hacernos eco de una "injusticia", sino reconocer la excelente campaña de Oscarito, como lo llaman muchos.
Todos los aficionados recordamos los inicios a partir de la temporada 2011-2012 del joven segundo receptor de Industriales cuando aún el estelar Frank Camilo Morejón era el titular sin discusión en dicha posición. Durante esos años fue poco a poco ganando presencia y aumentando progresivamente su cantidad de partidos por temporada.
Ya en la campaña 2018-2019 se convirtió en pieza clave para los azules, lo que le dio la oportunidad de probar su primera (y hasta ahora única) experiencia con el equipo nacional durante la Serie del Caribe y los Juegos Panamericanos, ambos eventos en el 2019.
En esa Serie Nacional con Industriales impulsó 43 carreras y además conectó 17 extrabases en 83 partidos efectuados. Ya después como refuerzo del equipo espirituano en los play offs no le pudo ir mejor bateando para .467 de average ofensivo (15VB-7H) y sin cometer errores a la defensa.
Llegamos a la recién culminada Liga Élite, donde se adueñó de la titularidad también en el equipo de Portuarios y tuvo el reto de guíar a un cuerpo de pitcheo que realmente presentaba varias lagunas y ausencias.
Por otra parte su contribución madero en mano tanto en la etapa clasificatoria como en la postemporada fue excelente, con promedio de embasado (OBP) de .393, 20 extrabases (17 dobles, uno de ellos para empatar dramáticamente el séptimo juego de la Final en el noveno inning), así como resaltar que sólo cometió un error en 56 juegos y 426 innings de actuación.
En cuanto a los cogidos robando no debemos analizar sus números fríamente, pues en varias ocasiones de las estafas que han ido a su cuenta, muchas tienen que ver directamente con la velocidad o los movimientos del lanzador, así como la capacidad de estos para cuidar a los corredores en circulación.
Lo que sí queda demostrado es que técnicamente ha mejorado muchísimo con su precisión en los tiros y otros aspectos que incluirían métricas como el "POP time" o lo que demora el receptor en hacer un tiro desde el home hasta la segunda almohadilla durante un intento de base robada.
La medida combina el tiempo para ponerse en posición de lanzamiento, la transferencia del guante a la mano que lanza para soltar la pelota y la velocidad del tiro. Una estadística que lamentablemente no se lleva aún de forma general en nuestro béisbol, pero donde Oscar Valdés sin dudas estaría entre los de mejores resultados.
Lo que nos resta es seguir deseándole éxito y que logre una efectiva preparación rumbo a la venidera 62 Serie Nacional de Béisbol, donde volverá a colgarse los arreos azules como titular, momento ideal para seguir demostrando su crecimiento individual que lo podrían llevar este mismo años a vestir nuevamente el uniforme de las cuatro letras.
Tomado de Tribuna de La Habana