Como debe ser en el deporte y más allá


Por Víctor Joaquín Ortega

Tres actividades relacionadas con el ámbito deportivo, realizadas en Cuba recientemente, refulgen por justas y necesarias: el adiós a los restos mortales del gran profesor de judo Ronaldo Veitía, la Gala de Lucha para evocar al magnífico entrenador Pedro Val y la celebración del aniversario del arribo del fútbol al país, que incluyó un homenaje a las figuras más destacadas. Así debe ser y no solo en lo atlético,

No siempre se ha hecho de esta manera. En cuanto a lo luctuoso, no existió una despedida de ese nivel para Eugenio George y Teófilo Stevenson. No son los únicos heridos.

Hubo soslayamiento con respecto a Gustavo Rollé en su fallecer. Denominado el Padre de la Lucha en Cuba, hombre que luchó con las armas en la mano en contra de la maldad en su patria y en tierras foráneas, no tuvo aquí una celebración de altura al ser exaltado al Salón de la Fama Internacional de la disciplina.

Tampoco se celebraron como merecen el elevado ascenso de María Caridad Colón al Comité Olímpico Internacional, la entrada de Veitía al máximo recinto del arte marcial creado por Jigoro Kano, y la elección de Val como mejor entrenador del mundo de la especialidad greco durante un año.

Hay más. Los funerales Kid Chocolate —murió el 8 de agosto de 1988— debieron tener mayor repercusión y belleza, sin quedarse en una guardia de honor impulsada sobre todo por las masas.

La escuadra superior de boxeo, los de la base, los alumnos de las escuelas del sector… no tuvieron una potente presencia  ni siquiera en la caminata hacia el Cementerio de Colón. 

Se despedía al primer campeón mundial de la especialidad en la mayor isla del Caribe, a uno de los ídolos  deportivos más sobresalientes y de más notable significado internacional

Por si fuera poco, la escuela de nuestro pugilismo se basa en la siguiente reflexión del Chócolo, jamás limitada por él a la teoría: el boxeo es el arte de dar y que no te den, conducida en la fase actual por Alcides Sagarra al que no te den y dar sobre un fundamento más científico y humano; esa rumba entre las cuerdas que deben mantener sus herederos.

¿Por qué no llevar a cabo un homenaje público a quienes no pudieron disfrutar de la premiación en sus respectivos certámenes, porque alguien dopado le birló el galardón hasta que, años más tarde, descubrieron la trampa? 

Ejemplo, la rectificación en el combate del martillo de Beijing 2008 que llevó a Yipsi Moreno a la medalla dorada. A muchos héroes atléticos se les debe una despedida del batallar activo al nivel de la tan gozada por Pedro Luis Lazo. 

Estremeció además hace unos días el acto donde la viuda depositó las cenizas de Pedrito Pérez en el box del estadio de este instructor; sí es su estadio y todos los del país, por la entrega, el sacrificio, el  amor demostrados, cristalizados en hechos y logros en el deporte nacional. 

No pueden quedar en el fondo de la cueva del olvido, las efemérides de la rama y lo verdaderamente histórico y glorioso. Deben ser armas en el batallar urgente de conseguir el abrazo del presente con lo mejor del pasado, para llegar con el pecho más puro y preparado al futuro Ya será pasado e iluminará al presente de entonces si lo edificamos bien.

La excelente escritora Nancy Morejón lo ha señalado: “Pienso que nadie puede expresarse ni ser honesto consigo mismo si no mira hacia atrás,  si no sabe quién es, de dónde viene”.

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