Por: Isabel Calvo Sánchez
María de los Ángeles Cutiño Pelegrin y Héctor Peñuela Carballosa, llevan
seis décadas unidos dándose amor y aportando a la Cuba de hoy. Fotos:
Cortesía de los entrevistados.
Una amorosa pareja capitalina que atesora en más de 80 años de vida plena, cumple al pie de la letra con el espíritu de aquella longeva melodía: “Joven ha de ser, quien lo quiera ser".
Es así como María de los Ángeles Cutiño Pelegrin y Héctor Peñuela Carballosa, más conocidos por sus familiares, amigos y vecinos como María y Galento, disfrutan de su juventud bien empleada e igualmente acumulada.
Se unieron en feliz matrimonio hace más de seis décadas, tras el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959, ella, con apenas 16 años y él joven con 22.
Tras los peligros vividos por él, primero en la clandestinidad y luego como combatiente del Ejército Rebelde, crearon su familia a la par de la vida nueva que nacía para el pueblo cubano.
Lejos estaban ambos de
predecir que a la vuelta de unos pocos años ella se convertiría en maestra
especializada en Defectología y tocaría con las manos su título de Licenciada
en Español.
Más adelante, María se
consolidaría como dirigente profesional del Partido Comunista de Cuba y estaría
entre las primeras mujeres fundadoras de los órganos del Poder Popular.
María de los Ángeles Cutiño Pelegrin (a la derecha) recién graduada en Defectología.
Ninguno de los dos, ni sus familiares y amistades, habrían podido predecir que aquella joven y tierna muchacha sería consagrada dirigente política por lo que sería delegada al primer Congreso del Partido Comunista de Cuba en 1975, y se mantendría como diputada al Parlamento durante 15 años representando a los pobladores del holguinero municipio de Mayarí.
Él, por su parte, la ha
acompañado siempre, por ejemplo al cumplir con honores una misión
internacionalista en la hermana República de Angola, y también, al mantenerse
como vanguardia desde su útil oficio como chofer.
Ahora cuando María cumplió
78 años y Galento ya transita por los 84, con sano orgullo realizan un recuento
válido de sus vidas, deteniéndose en las hermosas vivencias que los unen a la
historia reciente de Cuba.
De izquierda a defercha, Héctor Peñuela y María de los Ángeles durante su misión en Angola.
En su casa de Alamar, en el municipio Habana del Este, ambos jubilados, disfrutan de la amplia y bien formada familia que poseen, integrada por sus tres hijos: Fidelito, Luis y Lubia, sus nueve nietos y los dos bisnietos que coronan el referido bienestar.
Todas esas motivaciones se suman a la satisfacción de que la mayoría de sus descendientes son universitarios y buenos profesionales.
Mientras tanto ellos continúan la tradición de ser el centro de las fiestas y cumpleaños hogareños pues, ante los ojos admirados de todos, la pareja que exhibe la juventud acumulada todavía baila para celebrar su vitalidad.
No hay dudas de que se
mantienen juveniles y demuestran que joven es quien lo quiere ser.
Sirva esta historia de vida
para homenajear a todas las personas de edad en su jornada internacional, este
primero de octubre. María de los Ángeles Cutiño Pelegrín se siente orgullosa de haber aportado al proceso revolucionario cubano.
Artículo relacionado: