María de los Ángeles Cutiño Pelegrin y Héctor Peñuela Carballosa, llevan seis décadas unidos dándose amor y aportando a la Cuba de hoy. Fotos: Cortesía de los entrevistados. |
Una amorosa pareja capitalina que atesora en más de 80 años de vida plena, cumple al pie de la letra con el espíritu de aquella longeva melodía: “Joven ha de ser, quien lo quiera ser".
Es así como María de los Ángeles Cutiño Pelegrin y Héctor Peñuela Carballosa, más conocidos por sus familiares, amigos y vecinos como María y Galento, disfrutan de su juventud bien empleada e igualmente acumulada.
Se unieron en feliz matrimonio hace más de seis décadas, tras el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959, ella, con apenas 16 años y él joven con 22.
Tras los peligros vividos por él, primero en la clandestinidad y luego como combatiente del Ejército Rebelde, crearon su familia a la par de la vida nueva que nacía para el pueblo cubano.
Lejos estaban ambos de predecir que a la vuelta de unos pocos años ella se convertiría en maestra especializada en Defectología y tocaría con las manos su título de Licenciada en Español.
María de los Ángeles Cutiño Pelegrin (a la derecha) recién graduada en Defectología. |
Ninguno de los dos, ni sus familiares y amistades, habrían podido predecir que aquella joven y tierna muchacha sería consagrada dirigente política por lo que sería delegada al primer Congreso del Partido Comunista de Cuba en 1975, y se mantendría como diputada al Parlamento durante 15 años representando a los pobladores del holguinero municipio de Mayarí.
Él, por su parte, la ha acompañado siempre, por ejemplo al cumplir con honores una misión internacionalista en la hermana República de Angola, y también, al mantenerse como vanguardia desde su útil oficio como chofer.
De izquierda a defercha, Héctor Peñuela y María de los Ángeles durante su misión en Angola. |
En su casa de Alamar, en el municipio Habana del Este, ambos jubilados, disfrutan de la amplia y bien formada familia que poseen, integrada por sus tres hijos: Fidelito, Luis y Lubia, sus nueve nietos y los dos bisnietos que coronan el referido bienestar.
Todas esas motivaciones se suman a la satisfacción de que la mayoría de sus descendientes son universitarios y buenos profesionales.
Mientras tanto ellos continúan la tradición de ser el centro de las fiestas y cumpleaños hogareños pues, ante los ojos admirados de todos, la pareja que exhibe la juventud acumulada todavía baila para celebrar su vitalidad.
No hay dudas de que se mantienen juveniles y demuestran que joven es quien lo quiere ser.
María de los Ángeles Cutiño Pelegrín se siente orgullosa de haber aportado al proceso revolucionario cubano. |
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