La historia de la balista cubana Yumileidi Cumbá es otro ejemplo de una atleta que brilló desde joven y coronó su carrera con la gloria olímpica. Foto: Granma. |
Músculos en acción. Voló la bala y la cubana Yumileidi Cumbá, de 18 años, logró 18,09 metros para escoltar en el podio a la china Chen Xioayan (18.76), en el Campeonato Mundial Juvenil de Atletismo de 1994.
Una decada después, en 2004, Cumbá cambió por oro olímpico aquel sitio plateado entre las noveles. Esa historia la conocerán mas adelante.
En los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Ponce, en 1993, la cubana había enviado el peso a 17.67, superada únicamente por su coterránea Herminia Fernández con 18 metros exactos. En 1998, la justa regional de Maracaibo la vería triunfar con 18.89.
En los Juegos Panamericanos de Mar del Plata, en 1995, termina en bronce con 18.47, por debajo de las estadounidenses: Coonie Price-Smith (19.17) y Ramona Pagel (18.50). Cuatro años después, en Winnipeg 1999, sube al segundo sitio con 18.67, superada por Connie, dueña de 19.06. En Santo Domingo 2003, ¡por fin fue la balista dorada con 19.31!
Ahora sí. Aquella jovencita que mostró condiciones en los mundiales para jóvenes, centrocaribes y panamericanos ya era olímpica. Compite en la magna cita de Sydney 2000. Le sobran sueños, ansias, pero le falta todavía más calidad. En la lid clasificatoria consiguió 18.42 y fue quinta. En la final concluyó sexta entre duras contendientes (18.70), encabezadas por la bielorrusa Yanina Korolchik (20.56).
Atenas 2004. En la fase decisiva, su envío (19.59) dejó atrás a la alemana Nadine Kleinert (19.55) y la rusa Svetlana Kriveliova (19.49), aunque debió conformarse con el segundo escaño por un tirazo de la rusa Irina Korzhanenko.
Ah, la justicia llegó. Luego se descubrió que la europea se había dopado! La guantanamera se convirtió en campeona olímpica.
Cumbá ganó y brilló en muchas otras citas. De subcampeona mundial juvenil en 1994 a titular olímpica en 2004. La victoria de esta deportista no cayó desde las nubes: vino plena de entrega, sacrificios, voluntad, amor, y tras vencer lesiones, golpes personales y hasta olvidos.
Esta historia está dedicada especialmente a quienes desde la cantera infantil y juvenil, desde la base del deporte cubano, entrenan, sueñan y anhelan con alcanzar la gloria.