Pupo siempre se sobrepone a la falta de recursos, de equipamiento esencial, incluso de balas. Foto: Reuters. |
Las alegrías de un medallista olímpico se sienten hasta sin verlo. En una llamada telefónica muestra toda su humildad, aun cuando posee un título en Londres 2012 y una plata en Tokio 2020. Las preseas de Leuris Pupo son de orgullo y trabajo.
Esos lauros son el resultado de pasar más de año y medio sin competencias internacionales, de sobreponerse a la falta de recursos, de equipamiento esencial, incluso de balas.
“Cuando llegué a la final ya
estaba contento, porque ese era el objetivo. El segundo puesto fue espectacular,
es el resultado del esfuerzo del tiro deportivo y de todo el deporte cubano”,
confesó.
De él emana también el
sentimiento de agradecimiento a un entrenador que le ha hecho creer en todo
momento: “Olvídate de lo que nos falta, sí podemos”.
Foto: Reuters.
Es el cariño hacia un campeón panamericano cada vez más amigo y más compañero, el habanero Jorge Félix Álvarez.
“Esa medalla la sentimos todos, pues entrenamos juntos mucho tiempo. Estamos muy felices por él y lo merece”, expresó Álvarez.
Un equipo pobre en economía, pero rico en medallas y entrega, porque al final de eso se trata, de poner el corazón, ese que late fuerte en la última serie, en el último suspiro, en el último pulso y en el último parpadeo.
Perdón, qué digo último, si
hay Leuris Pupo para rato.