Por: Redacción
DigitalPor primera vez en la historia, Cuba asistirá a una cita olímpica con tres mujeres. Foto: Tomada de Jit.
A pesar de la crisis institucional que todavía sacude a la Federación Internacional de Pesas (IWF, por sus siglas en inglés), el próximo 24 de julio sonarán los discos en el foro internacional de Tokio, como parte de los Juegos de la XXXII Olimpiada.
Cuba no viene ahora en plan de medallas, esa es la verdad, por más veleidosas que suelan resultar las competencias sobre las palanquetas. Sin embargo, la cita quedará marcada en nuestra historia, pues nunca antes tres mujeres compitieron a este nivel con las cuatro gloriosas letras en el pecho.
La capitalina MarinaRodríguez abrió el camino olímpico hace cinco años, en Río de Janeiro, y ahora repite acompañada de las debutantes Ludia Montero y Eyurkenia Duverger. Se trata de un suceso alentador en medio de los tantos obstáculos enfrentados.
Sobre todo eso dialogó JIT con Félix Machín, jefe de entrenadores de este deporte en la Esfaar Cerro Pelado.
“Estamos muy contentos con la clasificación lograda. Por primera vez tres pesistas cubanas participan en unos juegos olímpicos. Eso nos llena de satisfacción porque sabemos que vamos por el camino correcto en los entrenamientos”, sostuvo con tranquilidad y en un leve suspiro.
“Fue difícil. Estuvimos muy preocupados hasta última hora, cuando la Federación Internacional envió los cupos obtenidos en cada sexo. Pero se logró el objetivo de estar acá con las chicas y un hombre, Olfides Sáez, de los 96 kg”, relató sobre un proceso extendido y que requirió esfuerzos notables para cubrir los eventos mínimos requeridos.
Interrogado sobre la manera en que lograron la puesta en forma, Machín admitió que fue complejo por la COVID-19. “Pasamos mucho tiempo sin actividad en el gimnasio y debimos ingeniárnosla para reestructurar los planes de entrenamiento y dosificar las cargas de cada atleta, tomando en cuenta la edad y las lesiones que fueron apareciendo por el camino. Hasta ahora todo se ha cumplido bien y los muchachos cumplieron los test pedagógicos planificados, así como los volúmenes previstos”, indicó.
Más allá de lo estrictamente deportivo, el profesor destacó el aspecto emocional: “Todos estamos muy contentos. Cuando supimos de la clasificación empezamos a gritar de alegría porque lo esperábamos, pero estábamos tensos. Esa es la verdad. Ahora el estado de ánimo es muy alto y estamos convencidos de que podemos lograr los objetivos previstos para este evento”.
Y ahí entramos en la materia principal de estos días de Juegos Olímpicos: “Lo primero es que cada atleta cumpla el biatlón previsto por su entrenador, teniendo en cuenta la curva de entrenamiento. Lo otro tiene que ver con la meta de incluirse entre los ocho primeros de cada división”.
“Ahí está el objetivo medular, conscientes de que el podio está un poco distante para nosotros en este momento, aunque cualquier cosa sucede en la competencia. Confiamos en los muchachos y en su preparación, y la 4×4 (plataforma) dirá la última palabra”.
Asumiendo la crisis institucional de la IWF, y sobre todo los escándalos de doping que han dejado fuera de Tokio 2020 a varias figuras destacadas del planeta, le preguntamos a Machín por el nivel cualitativo que debemos esperar.
“Indudablemente será un evento de alto calibre, puede estar convencido. Hay figuras ausentes, pero otras muchas pueden venir y será difícil imponerse. Habrá que competir muy fuerte para obtener los resultados esperados”.
Cuba acumula ocho premios bajo los cinco aros. Daniel Núñez (56 kg) y Pablo Lara (76 kg) reinaron en Moscú 1980 y Atlanta 1996. El propio Lara obtuvo plata en los 75 kg de Barcelona 1992.
Los metales de bronce pertenecen a Alberto Blanco (100 kg, Moscú 1980), Yordanis Borrero (69 kg, Beijing 2008), Jadier Valladares (85 kg, Beijing 2008), Yohandrys Hernández (94 kg, Beijing 2008) e Iván Cambar (77 kg, Londres 2012). (Texto por: Rudens Tembrás Arcia/ JIT)