Cerro Pelado en tres sucesos que marcan el deporte cubano (+Fotos)

La gesta de la delegación del Cerro Pelado, en 1966, marcó la historia del deporte en Cuba. Foto: Trabajdores.cu.
Por: Víctor Joaquín Ortega

Los alumnos quedaron perplejos al escuchar que son tres los sucesos relacionados con el Cerro Pelado, nombre de la delegación gloriosa que asistió a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1966, en San Juan, Puerto Rico.

Así lo hice saber en una clase en la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte Manuel Fajardo. Todo comenzó el 7 de septiembre de 1958, en la localidad llamada Cerro Pelado, en la provincia Granma. Allí, el Ejército Rebelde atacó a las tropas de la tiranía de Fulgencio Batista y las derrotó pese a la inferioridad en número y armamentos.

Los revolucionarios causaron 67 bajas a los batistianos entre muertos y heridos. En las filas de los rebeldes cayeron los tenientes Luis Arturo Vázquez y Raúl Verdecia, además de los soldados Juan Sardiñas, René Ibarra y Miguel López.

Me dirigí a varias jóvenes. “Muchachas, algo muy importante, sobre todo para ustedes: allí combatió por primera vez el batallón femenino Mariana Grajales”.

El buque Cerro Pelado. Foto: Trabajadores.cu.

Después de un breve silencio, continuó el relato. Varios meses después, Cuba era libre y comenzó a avanzar en todos los aspectos de la vida social. El deporte no quedó fuera de las transformaciones.

El segundo suceso. Una nave de la marina mercante nombrada Cerro Pelado fue escogida para conducir a la delegación cubana que participó en el certamen regional, del 11 al 25 de junio, en la capital boricua.

Los yanquis, como siempre, se prepararon para la maldad. A toda costa intentaron evitar la presencia de Cuba. Se les respondió: con visas y sin visas vamos hacia allá. Y fuimos. Hubo que jugar su estratagema. 

La delegación tomó un avión. La inmensa mayoría creyó que se dirigía hacia la tierra boricua, pero no, aterrizaron en Santiago de Cuba para zarpar en el Cerro Pelado. Los esperaban por aire y llegaron por mar.

Foto: Trabajadores.cu.
El buque fondeó en aguas cercanas a la sede. Aviones estadounidenses sobrevolaban, lanzaban notas agresivas, llovían las amenazas. Los deportistas entrenaban sobre la cubierta. Imagínense a boxeadores, luchadores, judocas, corredores, lanzadores, pesistas, todos adiestrándose allá como si fuera un estadio, un gimnasio, un ring o un tatami. Y las aguas haciendo lo suyo en el estómago de la gente.

José Llanusa, máximo dirigente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) y de la delegación, leyó la Declaración del Cerro Pelado al concluir uno de los entrenamientos.

El texto fue un puñetazo al hígado de quienes intentaron vulnerar los derechos humanos sin dejar fuera el ámbito de la cultura física. Se acusó a los Estados Unidos de esta nueva barbaridad.

“Los atletas cubanos sabemos cómo actuar, no solamente por defender un derecho nuestro, sino un derecho de todos los pueblos y por el prestigio del deporte que debe existir como vínculo de los pueblos. Y se jura, en nombre de los mártires del Cerro Pelado y en el de todos los que han hecho posible nuestra dedicación al deporte, defender este derecho con la vida si fuera necesario”, enfatizaba la declaración.

Llegó la hora de saltar hacia las lanchitas. Mar picado. Tiburones. El desembarco. Parte de la representación desfiló en el acto inaugural con la bandera de la estrella solitaria al frente.

Foto: Trabajadores.cu.

Más allá de preseas y lugares, la gran conquista es expresada después por Fidel Castro que fue el principal artífice de la “conspiración vencedora” y recibió a los ases en alta mar. Sí, porque todos los integrantes son campeones más allá de lo competitivo.

El líder histórico de la Revolución Cubana, afirmó: “Como fueron capaces de reaccionar nuestros atletas, con qué dignidad, con qué valor, defendiendo el deporte, defendiendo el derecho y defendiendo algo que hay que defender, que es la bandera de la patria (…). Por eso es tan justificada la satisfacción, tan legítimo el orgullo de nuestro pueblo, tan justo el recibimiento tributado a los atletas, tan merecido el calificativo de delegación heroica y de victoria histórica, la victoria de nuestra delegación (…)”.

En la actualidad ese nombre, Cerro Pelado, lo lleva un centro deportivo de alto rendimiento fundamental que, a su vez, honra con su bregar cotidiano el fin principal del deporte antillano: forjar los músculos principales, los del alma, para elevar también como ciudadanos a cada deportista. Ese es el tercer combate.

Los logros y la gloria serán aún mayores si el espíritu de quienes pugnaron en San Juan 1966 se mantiene, adaptado a la etapa actual, en el movimiento deportivo cubano.

En el medallero de los X Juegos Centroamericanos y del Caribe, de San Juan, Puerto Rico, Cuba finalizó en el segundo puesto con 35 medallas de oro, 19 de plata y 24 de bronce, solo por detrás de México (38-23-22).

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