Los eventos culturales se movieron en 2020, en su mayoría, en las redes sociales. Fotos: Tomadas de Internet. |
Por: Carmen Larduet
Finaliza el 2020, año de muchas complejidades pero que deja enseñanzas y es prueba fiel, de que todo es posible si hay voluntad.
Las dificultades se han convertido en lecciones para los que hemos asimilado, a modo de aprendizaje, los procesos que ha enfrentado nuestro país durante este período. De manera especial, viene a la mente cuánto ha impactado la pandemia al sector de la cultura.
Vale la pena evocar entre las satisfacciones de los pasados meses de enero y febrero, el nombramiento de Viengsay Valdés como directora del Ballet Nacional y el Festival Internacional Jazz Plaza de la capital, uno de los pocos eventos que pudieron desarrollarse de manera presencial en el calendario que concluye.
Otros recuerdos agradables del año fueron las actividades asociadas al Premio Casa de las Américas, la Feria Internacional del Libro y el Festival Internacional de Danzas Españolas y Baile Flamenco, entre otros eventos importantes.
Con apariencia tranquila nos llegó marzo; sin embargo, en sus postrimerías se convirtió en un mes inolvidable para todos los cubanos: la isla comenzó a ser golpeada de forma dramática por la Covid-19.
La peligrosa enfermedad que provoca el virus Sars-Cov-2, se presentó no solo como un grave problema de salud, sino como un fenómeno cultual de grandes proporciones.
Los estudiantes del sector artístico han reiniciado sus estudios manteniendo el cumplimiento de las medidas higiénico-epidemiológicas. |
El sector de la Cultura no fue una excepción ante la invasión de la pandemia, de ahí que para tratar de contener su paso, paralizó su sistema de eventos nacionales e internacionales, así como la colaboración con otros países y la comercialización de artistas dentro y fuera de fronteras.
De esta manera, todas las medidas de cese implementadas en el mundo del espectáculo estuvieron amparadas por una protección a los artistas, y en especial, a los más vulnerables del sector.
Pospuestas sus actividades vitales, los creadores de la isla buscaron nuevas formas de hacer arte; desde sus hogares, en los momentos difíciles de confinamiento, las necesarias prohibiciones las tradujeron en respuestas alentadoras para el pueblo.
El arte tuvo presencia viva gracias a sus creadores, quienes sirvieron de médicos del alma a los diferentes públicos, al apoderarse de las nuevas tecnologías y de las redes sociales para exhibir un producto cultural con calidad.
Desde sus casas los bailarines también se prepararon para la reapertura de los teatros. |
Los artistas demostraron que no solo los teatros, los estadios o museos pueden acoger a grandes presentaciones, sino que también son válidos otros medios como las redes sociales: Facebook, Instagram y Youtube, entre otros.
Desde estos espacios, la cultura cubana, lejos de un gran apagón, se reinventó. Se ofrecieron presentaciones teatrales, conciertos online, exposiciones de todos los tipos, festivales y hasta clases de diferentes manifestaciones artísticas, con la perspectiva de llegar para quedarse en la nueva normalidad.
Vale destacar también la meritoria labor de medios tradicionales como la radio y la televisión, los cuales promovieron mensajes en pos de la responsabilidad, la prevención y el aislamiento.
Han sido tiempos de pensar, organizarnos, producir y crear.
En la nueva normalidad en que se inscribe la cultura se visualiza un nuevo reto: insistir y promover la lección de vida de que el ser humano es el único responsable de su vida, salud y proyección social.
La cultura seguirá siendo plataforma para construir un futuro mejor.
Despedimos el 2020 con la esperanza de que el próximo año sea de prosperidad, a pesar de las dificultades que quieren entorpecer nuestra buena marcha como un país soberano.