Foto: Estudios Revolución. |
Por: Redacción Digital
A pesar de la Covid-19, la crisis mundial, el impacto recesivo de estos dos sucesos sobre la economÃa cubana, y la agudización del bloqueo económico, comercial y financiero, casi 800 mil habaneras y habaneros se han beneficiado en lo que va de 2020 por las obras ejecutadas como parte del programa de desarrollo hidráulico de La Habana a implementar hasta 2030 (y también por acciones emergentes).
La sequÃa que persiguió a la ciudad durante parte del año y el coronavirus, dos factores combinados que amenazaron los Ãndices de salubridad cuando más falta hacÃa, "han hecho parir peras al olmo".La cifra del párrafo inicial tal vez no explique mucho. Quizá ilustre más si decimos que cerca del 40 por ciento de la población capitalina tuvo un notable alivio en el suministro de agua en el perÃodo, lo cual incidió directamente en la vida y la calidad de esta, tanto de los habaneros, como de quienes han permanecido temporalmente aquà en lo que va de año (que no son pocos).
En la primera parte de 2020, en la capital de la República se ejecutaron 50,5 kilómetros (km) de redes y conductoras para el abasto, y ocho km de saneamiento. Fueron terminadas 45 obras.
De ellas se ha hablado bastante en los medios de prensa, pero recordemos algunas realizadas en las conductoras Cosculluela, Nudo C-Nudo D, Cuenca Sur, campo de pozos El Gato, y la presa MaurÃn-Tanque Ariguanabo; también se hicieron las desalinizadoras de CojÃmar y de Playa, y dos estaciones de bombeo, una en el sistema Cuenca Sur y otra en Cosculluela.
Transversal a la economÃa, la sociedad y el medio ambiente, el programa hidráulico nacional es sometido a chequeo sistemático por parte del presidente de la República, Miguel DÃaz-Canel Bermúdez, y el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, quienes esta semana evaluaron el comportamiento de una serie de indicadores y tareas vinculadas al asunto.
Con la asistencia del vicepresidente de la República, Salvador Valdés Mesa; el viceprimer ministro, comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, y titulares de varias carteras, moderó el encuentro la viceprimer, Inés MarÃa Chapman Waugh.
Antonio RodrÃguez, presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), estuvo acompañado en el descargo del organismo, por directivos del ramo y varios expertos.
Se abordó el objetivo número tres del Programa de Desarrollo Hidráulico, referido a "ordenar, cumplir y sostener servicios de agua potable y saneamiento de forma segura". Consumarlo da cumplimiento a cerca de una decena de preceptos fijados en los Lineamientos de la PolÃtica Económica y Social.
Manuel Paneque Gómez, delegado del INRH en la capital cubana, recordó que en 2019 el 99,08 por ciento de la población en la provincia era servida a través de redes de acueducto, mientras que el 74,2 disponÃa de redes de alcantarillado.
Se detuvo, no obstante, en el nivel de estrés hÃdrico de la ciudad, donde los recursos per cápita propios solo representan el 15 por ciento de los valores considerados como aceptables.
Ante esa realidad, dijo, "hoy se buscan nuevas fuentes de abasto en las provincias de Artemisa y Mayabeque". Sin embargo -enfatizó-, "las mayores reservas las tenemos en el uso racional y eficiente del recurso agua de que disponemos".
La ¿buena? pipa
La situación actual del suministro de agua en pipas fue presentada en el chequeo por Abel Salas GarcÃa, presidente de la Organización Superior de Dirección Empresarial (Osde) Agua y Saneamiento. Informó que en el paÃs 816 mil 685 habitantes han estado recibiendo el lÃquido por esa vÃa.
El abasto de agua a la población a través de cisternas incorporadas a camiones o haladas por tractores significa un consumo de 743 mil 183 litros de combustible por mes, para un Ãndice de consumo de 0,9 litros de diesel por habitante.
En el pico de sequÃa más alto en 2020, debió suministrársele agua por pipa a más de 228 mil personas, y actualmente se sigue necesitando ese servicio en 10 provincias, principalmente en La Habana, añadió Salas GarcÃa.
En cuanto a las localidades con redes de acueducto pero que necesitan acarreo a través de vehÃculos, el 2020 cerrará con 128 mil 603 personas en esta situación, pero para el próximo año no deben quedar habitantes en esta modalidad, informó.
Además de la sequÃa y problemas de las redes, este abasto también cubre la falta de acueductos en unas dos mil pequeñas comunidades en el paÃs, mayormente aisladas, en áreas rurales.
Sobre un grupo de propuestas que le presentaron para organizar mejor o mitigar el costoso servicio de agua por pipas, el presidente de la República insistió en la premisa de que debemos encontrar respuestas a través de varias alternativas.
"No podemos tener una sola solución", dijo, e indicó continuar investigando y buscando salidas, como por ejemplo, pozos de agua para el suministro en comunidades que hoy carecen de redes, pero con el uso de energÃas renovable, como la eólica.
Aprender haciendo
Como se ha hecho norma en los chequeos del Presidente y el Premier al programa hidráulico, en la sesión se presentó un aporte cientÃfico.
Esta vez versó sobre la rehabilitación moderada y la sectorización de redes en los sistemas de abastecimiento de agua en el sector hidráulico cubano.
El doctor en Ciencias Técnicas ingeniero Antonio Monzón Sánchez, director de Planeamiento y Desarrollo de la OSDE Agua y Saneamiento, uno de sus autores, lo presentó a debate.
Se trata, explicó el experto, de acciones parciales y no invasivas, derivadas de un diagnóstico sobre el sistema para devolverle su eficiencia según el diseño original y con mejorÃa a futuro.
Es aplicable tanto a las redes de abasto de agua como de alcantarillado y drenaje pluvial, y como el tÃtulo indica, se aplica por sectores de la red según varios parámetros.
Al entender de este redactor, promueve aplicar técnicas especÃficas y disponibles para reparar lo que ya tenemos y no solo acudir a nuevas inversiones para la renovación total de tuberÃas, con los gastos millonarios que suponen.
La experiencia, argumentó Monzón Sánchez, se fundamenta en las mejores prácticas a nivel mundial, especialmente europeas, implica menos inversiones y más mantenimiento, y constituye una innovación radical para Cuba y los paÃses del área.
La novedad, aunque ya no es tal, se aplicó en áreas del centro histórico de Santiago de Cuba. El presidente de la República se interesó en los detalles de la propuesta y ponderó que resulte del trabajo de especialistas involucrados directamente en los procesos técnicos en la base, una fórmula que valida el concepto de "aprender haciendo", dijo. Hacer ciencia trabajando.
Por: René Tamayo León/ Presidencia Cuba