Historias olímpicas: de trampas y juego limpio bajo los cinco aros (Parte IV y Final)

Pedro Pidal (con el rifle), conocido como el Marqués de Villaviciosa, fue un político, jurista, periodista, escritor, cazador y deportista español. Foto: wikipedia.org 

Por Víctor Joaquín Ortega

En París 1900, el Marqués de Villaviciosa consigue el primer premio olímpico para los hispanos al concluir segundo en el llamado game shotting de la arquería. Sin restar importancia al suceso, historiadores y periodistas hispanos se han dolido de la ausencia de uno de sus figuras en esta cita. 

Juan Fauria ha escrito con respecto al tema: ...en 1890 un español se había destacado mundialmente, pero en un deporte mucho más increíble para nosotros, el atletismo. El héroe se llamaba R. de Zeballos, y el 8 de mayo de 1890, en París, durante los segundos campeonatos interuniversitarios obtuvo 11.2 segundos en 100 metros lisos, marca prodigiosa para aquel entonces y que igualaba el récord del mundo. Fue una lástima que aquel muchacho no perseverara y acudiera a Atenas y París. Sin embargo, su proeza es una gotita de almíbar en nuestra historia deportiva.

No fue completo el bote del dulce porque faltaba motivación, era débil todavía la comprensión y la pasión por el estupendo rescate de Pierre de Coubertain. Aparte de esta carencia de ambiente positivo, ¿tendría los recursos suficientes el joven para adiestrarse y viajar hacia la gloria?

Bastante costaban esos laureles -y cuestan en la actualidad mucho más- y si la sociedad no te facilita los medios... El marqués si poseía lo necesario.

Citaré uno de los pensamientos del forjador del certamen relacionados con dicho tema. Declara en su carta a los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI), fechada en Lausana en enero de 1919: …durante mucho tiempo el atletismo renovado en el siglo XIX no ha sido más que el pasatiempo de la juventud rica y semiociosa. Nuestro Comité ha luchado más que nadie para hacer de él el placer habitual de los jóvenes de la pequeña burguesía y ahora debe hacerse completamente accesible al adolescente proletario. Todos los deportes para todos. Esta es la nueva fórmula, de alguna manera utópica, a cuya realización debemos consagrarnos.

Pierre de Coubertain fomentó espíritu de superación personal, juego limpio y sana competencia dentro del olimpismo. Foto: biografiasyvidas.com

Sobre este propósito agrega: …para asegurar la paz social, no bastará, desde luego, con repartir entre los hombres de manera más equitativa el esfuerzo de producción y la facilidad de consumo de los objetos necesarios para la vida material; ni siquiera con abrir al adolescente el libre acceso a un perfeccionamiento intelectual, más de acuerdo con sus facultades cerebrales que con la situación de sus padres...".

Coubertain puntualiza: "...conviene que el placer muscular, productor de alegría, de energía, de calma y de pureza, sea puesto también al alcance de los más humildes y bajo las múltiples formas con las que le han revestido el perfeccionamiento de las industrias modernas.

Así soñaba este gran hombre el futuro de las citas olímpicas y el deporte. Este es el olimpismo integral y democrático cuya primera piedra colocamos hoy, acotó en otro discurso pronunciado en 1919.

Una política antihumana ensució la trascendental batalla del músculo en Ámsterdam 1928. La mayoría de quienes organizaban la justa en ese país y el propio gobierno demostraron su simpatía por los alemanes y, sobre todo, su antipatía por franceses y estadounidenses. 

Estadio Olímpico de Ámsterdam 1928. Foto: ecured.cu

La propia reina, Guillermina y la iglesia ven en el evento un canto a los vencedores y al paganismo. Hasta ocurren embestidas físicas contra miembros de las delegaciones, y los deportistas nada tenían que ver directamente con la búsqueda de un nuevo reparto del mundo, causante de la conflagración imperialista.

La monarca hasta última hora ofreció poco apoyo monetario del estado, y no participa en la ceremonia de apertura, aunque preside la de clausura y galardona a los últimos vencedores.

En esta cita no se realiza el torneo de tenis: la disciplina ha sido eliminada del olimpismo, debido a conceptos y actitudes de su Federación que chocaban con el dogmatismo proamateur del COI. Volverá en 1988 después del coqueteo mutuo de las exhibiciones en 1968 y 1984.

También El Ouafi es robado a Argelia y gana para Francia el cetro de la carrera de maratón. Convertido en limosnero, morirá acuchillado en las calles de París por otro pordiosero años después.

A pesar de estos golpes, el olimpismo avanza. El machismo sufre una enorme derrota: debutan las muchachas en el campo y la pista. Primera campeona y primera recordista mundial: la estadounidense de 17 años Elizabeth Robinson con 12.2 segundos en los 100 metros planos. En la niñez esta campeona había padecido de poliomielitis y la práctica deportiva había pesado en su recuperación.

Robinson (centro) fue la primera mujer en ganar un oro olímpico en atletismo. Foto: espndeportes.espn.com

Otro velocista merece aplausos especiales, el canadiense Percy Williams. Debido a la flaqueza de sus bolsillos, debió laborar como camarero durante varias semanas para pagarse el viaje hacia Toronto donde se celebraron las eliminatorias de su país. Asombró al clasificar. El hasta entonces desconocido aspirante asciende al más anhelado lugar del podio en 100 (10.8) y 200 metros (21.8) durante los novenos juegos.

En próximas ediciones, quizás enfocadas en justas más contemporáneas, seguiremos tras la pista de esta pugna histórica y presente entre la deportividad y la infamia en el ámbito del olimpismo.

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