Dawn Fraser, una de las mejores nadadoras de la historia y una leyenda olímpica. Foto: Getty Images. |
Mira con atención al agua. Repasa en segundos la técnica, confía en su potencia. La australiana Dawn Fraser es una de las nadadoras más destacadas de la historia en la modalidad libre, talento que la encumbró en tres Juegos Olímpicos consecutivos.
En la justa bajo los cinco aros de Melbourne, en 1956, la ondina local se llevó dos medallas de oro, una de plata y par de récords del mundo.
En esa cita, Fraser tenía solo 19 años, con lo cual se presagiaba que en el futuro llegarían más lauros en las lides rescatadas por Pierre de Coubertin.
En 1956, la australiana triunfó en los 100 metros estilo libre con nueva cota del orbe incluida al estampar 1:02 minutos.
Luego, en los 400 fue subcampeona, a la escolta de su connacional Lorraine Crapp 4:32.6 por 5: 02.5 minutos.
Dawn fue protagonista de otro récord del planeta y otra máximo galardón como integrante del relevo 4x100 metros estilo libre con 4: 17.1 minutos.
Su idilio con los 100 metros de la modalidad más rápida de la natación continuó hasta llegar a tres coronas olímpicas, pues repitió la cima en Roma 1960 (1.01.2) y Tokio 1964 (0.59.5, récord), respectivamente.
Tanto en la capital de Italia como en la nipona, Dawn conquista además plata en el 4x100 libre y en 1960 fue subtitular en el 4x100 combinado.
Dawn Fraser. Foto: Historia Olímpica. |
Con cuatro pergaminos de oro e igual número de platas se despidió del olimpismo.
Ella fue también la primera mujer en bajar del minuto en el hectómetro del estilo libre, prueba en la cual nunca ha existido un dominio tan evidente, extendido durante casi una década.
A Fraser se le contabilizan más de una treintena de récords mundiales, de los cuales 14 son en pruebas individuales y 10 en los 100 metros libres, modalidad en la que rebajó la marca del orbe hasta 58.9 segundos el 29 de febrero de 1964 en la capital de su país.
La campeona también fue algo rebelde, y en estado de embriaguez intentó robar (manifestaron que fue una broma), junto a un grupo de amistades, una bandera nipona del Palacio Imperial, suceso acontecido en la cita de 1964.
Aunque ganó la corona en esos juegos, Dawn fue sancionada por el Comité Olímpico Australiano a no competir durante 10 años, razón por la cual se alejó de las piscinas.
En la cita de Sidney 200, 36 años después del certamen japonés, esta extraordinaria atleta fue una de las portadoras de la antorcha olímpica.