A partir de la presencia eterna del Atleta Mayor (II): Fidel y el Cerro Pelado


La Delegación de la Dignidad, en el desfile inaugural de los IX Juegos Centroamericanos y del Caribe, en 1996. Foto: Trabajadores.cu.
Por Víctor Joaquín Ortega

La delegación deportiva cubana fue protagonista de una gran hazaña en 1966. Aquella proeza tuvo por escenario un buque, el mar y la ciudad de San Juan, capital de Puerto Rico, sede de los novenos Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Los enemigos gringos obstaculizan la asistencia de la nación caribeña a la lid regional. Niegan visado, exponen pretextos antideportivos, antihumanos.

El barco Cerro Pelado transporta a la delegación; el ardid es forjado por el Comandante en Jefe: la esperan por vía aérea y los sorprenden por la marítima.

Un combate victorioso del Ejército Rebelde en una localidad granmense en 1958 se elige como nombre de la embarcación.

Buque Cerro Pelado. Foto: Trabajadores.cu.
Aviones de Estados Unidos sobrevuelan la nave que llega a aguas boricuas. José Llanusa lee la Declaración del Cerro Pelado sobre la cubierta donde entrenan los atletas y el entusiasmo y compromiso crecen.

Tiburones merodean. La delegación salta a las lanchitas que trasladan a tierra puertorriqueña. Hay grupos de apoyo, boricuas dignos que anhelan la libertad. Desembarcan, desfilan, compiten.
Entrenamiento en la embarcación Cerro Pelado. Foto: Trabajadores.cu.
En la cita de Kingston, Jamaica, en 1962, habían sido terceros con 12 medallas de oro, 11 de plata y 13 de bronce. En San Juan finalizan segundos con un botín de 35 cetros, 19 subtítulos y 24 terceros escaños.

Fidel Castro recibió a la Delegación de la Dignidad en alta mar.

Esa había sido la clarinada y cuatro años después vendría la confirmación. En Panamá 1970 Cuba arrasó y llegó a la cima, puesto de vanguardia que mantuvo hasta Barranquilla 2018.

En los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 había llegado el primer medallista en esas justas tras el triunfo de Revolución: Enrique Figuerola, plata en los 100 metros con 10.2 segundos.

En México 1968 repitió la alegría, ahora en el relevo corto, junto a Pablo Montes, Hermes Ramírez y Juan Morales. En la semifinal quiebran el récord del mundo.

El director del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), José Llanusa Gobel, uno de los grandes protagonistas del Cerro Pelado, fue miembro del equipo nacional de baloncesto que actuó en Londres 1948 y entrenador posteriormente.
Llanusa lee la Declaración del Cerro Pelado. Foto: Trabajadores.cu.
Había combatido la dictadura de Fulgencio Batista desde las filas del Movimiento 26 de Julio. Las modificaciones y el crecimiento del deporte cubano parten de un fundamento fidelista con respecto a la cultura física: su tarea esencial es la formación de un ser humano mejor en cuerpo y alma, más pleno y saludable.

En los centros escolares, la educación física es convertida en asignatura obligatoria.

Cuba brindó robustez y rumbos al ámbito atlético, una visión democrática, la alimentación de la autoestima desde el Río Bravo hasta la Patagonia con su ayuda a otras naciones.

Incluso, este archipiélago llegó a influir en gobiernos poco progresistas, urgidos de apuntalar lo atlético que cada vez ganaba más espacio en las sociedades. Mientras Cuba brindaba solidaridad, el gobierno de Estados Unidos se ocupó más del frente guerrerista.

Por supuesto, los rivales ganaron en calidad, por su esfuerzo y por la contribución cubana. El Comandante lo avizoró: “Nuestros rivales deportivos, en primer lugar los yanquis, van a tratar de hacer un esfuerzo cada vez mayor porque ya se sienten la competencia de Cuba… Las burguesías gobernantes de muchos de esos países de América Latina van a tratar de inventar algo para ver cómo mejorar en el deporte. Esto quiere decir que las competencias van a ser cada vez más reñidas” (27 de octubre de 1975).

Continuará….

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