Después de fumar tanto ¿ahora pides clemencia? Diseño de Gilberto González García |
En Cuba,
donde defendemos un modelo de gobierno y sociedad escogidos por la mayoría, con
logros reconocidos mundialmente y donde un puebo heroico batalla hace más de 50
años frente a los desmanes de un enemigo poderoso y declarado; un considerable
por ciento de la población da la espalda y hace oídos sordos al llamado para
detener la causa por la que fallecen cada año al menos 13 mil cubanos, aproximadamente
dos personas cada hora.
Hablamos
del tabaquismo y las muertes atribuíbles a su consumo, con la seguridad de que
fumar cuesta y que los costos relacionados con esta adicción, en materia de
salud y economía, son motivos más que suficientes para que muchos más nos
unamos en el esfuerzo de hacer efectivos su prevención y control.
Salud
Pública en la isla trabaja todo el año con este propósito y profundiza sus
acciones y convocatorias al resto de la sociedad, en el marco de la celebración
del Día mundial sin fumar, en el que
afloran cada vez los resultados de estudios, estadísticas y proyectos para
hacer más visibles los estragos del consumo de tabaco y las urgencias de evitar
sus impactos negativos en fumadores activos o pasivos, con una acción que responda
más a la voluntad política expresa del Estado y sea expresión de que se han
juntado, para lograrlo, todos los sectores, respondiendo concienzudamente al
llamado de ¡actuar!
Los
argumentos nos llegaron a través de investigadores y personalidades que
trabajan muy seriamente y hacen sensibles, entre otros, a los medios de
difusión en este encargo; así lo expresan los datos que, en conferencia de
prensa, mostraron este jueves 19 de mayo directivos del Centro Nacional de
Higiene y Epidemiología y Centro Nacional de Educación y Promoción para la
Salud, acerca de los costos del tabaquismo que sostienen la importancia de
sumarse al grupo de los que no fuman, de los que respetan derechos humanos de
los demás, se protegen y protegen de los daños directos o indirectos de esta
adicción, a los más vulnerables.
Son
estas algunas preguntas que podemos hacernos, si tenemos duda acerca de que fumar cuesta y que debemos abogar por la
profundización, cumplimiento y toma de medidas, incluso, el establecimiento de
nuevas leyes para enfrentar a quienes no cumplen las resoluciones oficiales o
sirvan de respaldo a lo ya establecido para su cumplimiento, en función de la
cada vez más urgente necesidad de proteger la economía del país, la salud y la
vida.
¿Cuánto
pueden costar casi cinco mil enfermos de cáncer de pulmón que cada año se
diagnostican en Cuba y luego mueren por esta causa, que además se acompañan con
un inmenso sufrimiento personal y familiar?
¿Cuánto
puede costar que un niño nazca con los efectos e haber convivido durante su
desarrollo fetal con una madre fumadora?
¿Cuánto
pueden costar la atención a la discapacidad que provocan las enfermedades
asociadas al tabaquismo, la pérdida de la productividad laboral, las ausencias
laborales y ecolares o la jubilcion anticipada?
¿Cuánto pueden costar los 36 cubanos que mueren cada día por consumir productos del tabaco?
En Cuba
arribaremos al 31 de mayo, Día mundial
sin fumar, con razones más que convincentes para redoblar los esfuerzos,
unidos en la batalla contra la epidemia del consumo de tabaco; en medio de un escenario
nacional que apunta en los últimos cinco años hacia la tendencia creciente de
prevalencia de fumadores, con énfasis en adolescentes y jóvenes y donde la
brecha entre hembras y varones se reduce.
Hay
aquí cerca de un 60 por ciento de niños expuestos al humo del tabaco en sus
propios hogares, cifra entre las los más altas de la región. Si no actuamos hoy
en esta, como en otras batallas victoriosas, ellos serán los enfermos de
mañana.Todo un programa ya está en función de juntar voluntades, vale la pena
involucrarse y ayudarlo a andar.