Diseño: Yelemny Estopiñán Rivero |
Autor: VÃctor JoaquÃn Ortega
Libros y libretas a un rincón. Casi un niño, Alejandro Oms tiene que trabajar. Pobre y negro, el muchacho, nacido en Santa Clara el 13 de marzo de 1895, siente las garras de la miseria y la discriminación sobre su cuerpo. Existencia a mandarriazos, las llamas cerca: se hace herrero.
Su gran amor
En el barrio donde crece está el Boulanger Park. Aquel ambiente lo enlaza. Desde pequeño muestra condiciones en los solares yermos y, después, brilla en el jardÃn central de los equipos El Chicago, La Pastora, Dobarganes, El Tosca, Los Piratas...
Brinda recitales de fildeo y enseña poder y habilidad a la ofensiva. Tiene 27 años cuando pasa al profesionalismo.
En el barrio donde crece está el Boulanger Park. Aquel ambiente lo enlaza. Desde pequeño muestra condiciones en los solares yermos y, después, brilla en el jardÃn central de los equipos El Chicago, La Pastora, Dobarganes, El Tosca, Los Piratas...
Brinda recitales de fildeo y enseña poder y habilidad a la ofensiva. Tiene 27 años cuando pasa al profesionalismo.
Debuta con el Santa Clara
Durante
la Serie Nacional de Béisbol 1922- 1923 promedia 439, con 41 hits en 94 veces
al bate; entre ellos, siete dobles y tres triples. Estafa siete bases. Es solo
el comienzo; enseguida, por encima de los números, se gana a los expertos y al
público.
“Ese zurdo sà es un jardinero central: ¡cómo fildea y batea! Juega con elegancia, jamás protesta ni se altera. Es un caballero, sÃ, el Caballero Oms…”
Se le queda el sobrenombre
Actúa con los equipos Habana, Almendares, Matanzas, Cienfuegos, San José y Santa Clara. En 16 temporadas, sobrepasa los 300 en 13 ocasiones y conecta para 352 de por vida; en tres oportunidades conquista el tÃtulo de bateo.
En las Ligas Negras de Estados Unidos sobresale también. Muchos opinan que la ruda labor de la herrerÃa le fortaleció brazos y muñecas, fuerza que le ha ayudado en su andar como atleta, sobre todo con la majagua en las manos.
La década del 40 le muerde duro y con rabia
Ya es menos que su sombra y tiene que seguir jugando a la pelota para que la miseria no lo derrote por completo. Con la visión muy disminuida, sin dinero y sin otros saberes, continúa en los jardines alejado de su destreza anterior, y se para frente al pitcher con el madero preparado para responder los lanzamientos. Su contestación es susurro comparada con el gran grito de los tiempos más felices.
En la temporada 1945-1946 Adolfo Luque, gloria del deporte cubano, está al frente del Cienfuegos. Amigo de Oms, le ofrece una oportunidad para que éste... se busque unos pesos.
Ya está en el home
La pelota. La mascota. El bate golpea… el aire. Strike. Ponchado. Cabizbajo, arrastrando los pies, el Caballero se dirige hacia el banco. A pesar del ponche, en las tribunas aplauden: lo respetan, lo quieren... Hay hasta lágrimas en las caras curtidas por el trabajo y el dolor. Sensibilidad golpeada ante la caÃda de un Ãdolo.
SÃ, esa
tarde dominical hubo llanto por las repletas gradas. Mientras, la ex estrella,
con el dinerito conseguido, paga el pasaje hacia Santa Clara. Allà muere, a los
51 años de edad, ciego, desvalido, el 9 de noviembre de 1946.
Retorna
Batazo
largo. La redonda lleva la etiqueta de vencedora de las vallas. Pero el
guardabosque central salta, atrapa, lleva a out el aparente bambinazo. AquÃ
está Alejandro Oms, regresado a la vida y a su mayor pasión. En la Serie
Nacional o en la Juvenil. En las contiendas internacionales.
Y refulgen
y refulgieron en su reino de los files y con el barquillo en las manos, FermÃn Lafita,
Silvio Montejo, Rigoberto Rosique, VÃctor Mesa, ¡el gran VÃctor!, Javier Méndez, Pepe Estrada, Carlos Tabares... cada uno con estilo propio, en el
intento de dar lo mejor de sà al espectáculo más amado en la mayor isla
caribeña.
Con ellos
y los nuevos valores, aun en las filas escolares, ha retornado el Caballero Oms
al combate y la gloria.
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