La singular historia de un tabaco sin nombre



Autora: Lien Martí Rodríguez

Cuando el fiel Chicho* le regaló a Fidel Castro un tabaco que hacía un amigo para su propio consumo, por allá por la década del 60, no sabía que había marcado un antes y un después en la historia de Cuba.


Esa vitola, alargada y fina, muy diferente de los acostumbrados habanos de la época, se convirtió en una revelación para Fidel, quien en aquel entonces fumaba, y no solo comenzó a consumirlos, sino que los empezó a obsequiar a otras personalidades. Así creció la fama de un tabaco sin nombre.


No fue hasta 1966 que se empezó a producir en mayor escala este tabaco y la inigualable Celia Sánchez fue quien tomó la iniciativa de nombrarlo: Cohíba, como llamaban los aborígenes cubanos al tabaco.

Se continuó produciendo y ya en 1982 su comercialización se hizo pública, desde entonces mucho ha crecido la fama y el reconocimiento internacional de este emblemático habano, que se sigue elaborando totalmente a mano.


En gran medida esta merecida popularidad se debe tanto a su historia como a la calidad de las hojas empleadas en su elaboración. Para ello se realiza un largo y afanoso proceso que inicia con la selección de las mejores semillas, se cuida con esmero su cultivo y se eterniza al colectar de las mejores vegas de las áreas de San Juan y Martínez y San Luis, en Pinar del Río, para su torcido y manufactura en El Laguito.

La fábrica El Laguito, donde se elabora el Cohíba, está ubicada en una fastuosa mansión del reparto Cubanacán, en el municipio habanero de Playa. En este mágico lugar, donde inicialmente solo laboraban féminas, se elaboran todas las líneas de la célebre marca que por estar cumpliendo su medio siglo de existencia se le rinde homenaje en el XVIII Festival del Habano.

En este centro se encuentran los torcedores, eslabón imprescindible en la cadena del tabaco, quienes mantienen la tradición y logran que el Cohíba siga siendo ese producto exquisito que siempre cautiva.

*Bienvenido Pérez Salazar, escolta de Fidel Castro en los años 60. (Nota de la Autora)

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente