La Coubre en la memoria

Explosión al vapor La Coubre.
Foto: Archivo Radio COCO
Autora: Cáliz More Leal

En la tarde del viernes 4 de marzo de 1960 la madre con su hija de cuatro años en brazos y la mayor de cinco tomada de la mano transitaba por la habanera calle Monte hacia la Plaza de Cuatro Caminos, cuando escuchó un horrible estruendo que le hizo instantáneamente tomar a la mayor de las niñas y protegerse de lo que a ciencia cierta desconocía, aunque algo espeluznante sucedía,  pues las personas comenzaron a correr.


El ulular de las sirenas de los carros de incendios, ambulancias y patrulleros pedían vía a toda velocidad en dirección contraria a donde la asustada madre resguardaba a sus dos retoños agazapada entre las columnas de un establecimiento comercial. 

Fue entonces que un buen samaritano le propuso tomar a la hija mayor y alejarse lo más rápido posible, pues se hablaba de un accidente en San Ambrosio o en Tallapiedra. La madre sin quitarle la mirada al desconocido corrió hasta ponerse a buen recaudo, y  aun en el autobús que logró abordar con el vivido recuerdo de aquel ruido ensordecedor, miraba a sus semejantes  buscando respuesta de lo que había pasado.

Luego supo la horrible verdad, en la operación de descarga del buque francés La Coubre, que transportó mil 492 cajas de granadas de diversos tipos y municiones para la defensa del Gobierno revolucionario, ocurrió una explosión  que convirtió su interior en una escena dantesca.

A el primer estallido siguió una enorme detonación que hizo vibrar la tierra, las paredes de los edificios cercanos se agrietaron, los cristales de las ventanas y las vidrieras volaron en pedazos, una lluvia de objetos de hierro cayó a centenares de metros, muchos estibadores quedaron destrozados, otros cuerpos fueron consumidos por las llamas y algunos sin vida lanzados a las aguas de la bahía.

La madre y sus pequeñas corrieron mejor suerte que aquella  que vagaba sin rumbo determinado con su niña que perdió la vista.

Quizás a 56 años de aquel aciago día, algunos pregunten por los dos pedazos  de hierro que permanecen frente a los muelles La Coubre, en la Avenida del Puerto; pues son restos de aquel vapor, vestigios del horrendo crimen cometido por la hostilidad de la administración de Eisenhower hacia la Revolución, y que me contaba mi mamá siempre que recordaba como corrió conmigo en brazos  aquel 4 de marzo de 1960.

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente