Proteger las nuevas generaciones: reflejo de la política del Estado Cubano

Estudiantes del Politécnico Carlos Rafael Rodríguez, ubicado en el municipio Habana Vieja. Foto de la autora 


Por: María Karla Fernández Mustelier

Cuba ha dado un paso significativo hacia el fortalecimiento de los derechos de los más jóvenes con la reciente aprobación del Código de la Niñez, Adolescencias y Juventudes. Esta nueva normativa no solo reconoce los derechos de estos grupos etarios, sino que lo hace desde una perspectiva que va más allá de una simple concesión; se trata de una manifestación clara de una voluntad política firme y coherente con la historia del país, su Constitución y los proyectos sociales que lo sustentan.

El Código, que se presenta como una ley moderna, inclusiva y plural, abarca una amplia gama de derechos para niñas, niños, adolescentes y jóvenes. Su principal objetivo es asegurar un desarrollo armónico e integral de estos grupos, garantizando así su bienestar y futuro en un entorno que promueva su participación activa en la sociedad.

Para comprender cómo están percibiendo los adolescentes este nuevo marco legal, realizamos una visita al Politécnico Carlos Rafael Rodríguez, ubicado en el municipio Habana Vieja. Allí, conversamos con estudiantes que compartieron sus opiniones sobre el Código. Muchos expresaron su entusiasmo por ver sus derechos reconocidos y protegidos, destacando la importancia de contar con una ley que refleja sus necesidades y aspiraciones.

Es relevante señalar que este nuevo código tiene sus raíces en la ley número 16, el Código de la Niñez y la Juventud, aprobado en 1978. Este primer marco legal ya había sido un hito en la institucionalización de la protección de los jóvenes, enfocándose en su formación y en el papel que desempeñan en la construcción del socialismo. Sin embargo, el contexto actual exige una actualización que responda a los desafíos contemporáneos y a las demandas de una juventud cada vez más activa y consciente de sus derechos.

El nuevo Código de la Niñez, Adolescencias y Juventudes no solo representa un avance legislativo; simboliza un compromiso social con el futuro de Cuba. Al reconocer y garantizar los derechos de los más jóvenes, se sientan las bases para una sociedad más justa e inclusiva, donde cada voz cuenta y cada derecho es respetado.

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