![]() |
Foto: Prensa Latina |
Por: Lien Martà RodrÃguez
Cada octubre, Cuba se viste de memoria y acción con el inicio de la jornada Camilo-Che, un homenaje que trasciende lo ceremonial para convertirse en una invitación profunda al compromiso revolucionario.
Esta jornada no es solo un tributo a dos figuras emblemáticas de nuestra historia —Camilo Cienfuegos y Ernesto Guevara— sino una oportunidad para que las nuevas generaciones se reconozcan en sus valores, se inspiren en su entrega y asuman el reto de continuar construyendo un paÃs justo, digno y humano.
Camilo, el hombre del sombrero alado y la sonrisa franca, representa la lealtad sin fisuras, la humildad del verdadero lÃder y la capacidad de conectar con el pueblo desde la sencillez. Che, el guerrillero heroico, encarna la ética revolucionaria, el internacionalismo solidario y la coherencia entre pensamiento y acción. Ambos convergen en una misma esencia: el compromiso absoluto con la causa de los humildes.
Para los jóvenes cubanos de hoy, que enfrentan desafÃos distintos pero no menos complejos, el ejemplo de Camilo y Che es brújula y motor. En tiempos donde el individualismo y la apatÃa amenazan con erosionar los valores colectivos, recordar a estos héroes es recordar que la libertad se conquista con sacrificio, que la justicia social no es una consigna sino una tarea diaria y que el amor por la patria se demuestra en cada acto de responsabilidad, solidaridad y entrega.
La jornada Camilo-Che debe ser, más que una efeméride, un espacio de reflexión activa. Que en las escuelas, universidades, barrios y centros de trabajo se multipliquen los debates, las iniciativas comunitarias, los proyectos que vinculen historia con presente. Que cada flor lanzada al mar en honor a Camilo sea también una promesa de compromiso. Que cada lectura del Diario del Che en Bolivia despierte preguntas, inquietudes, sueños.
Hoy más que nunca, Cuba necesita jóvenes que no solo admiren a Camilo y al Che, sino que los reinterpreten desde su realidad, que los conviertan en inspiración para transformar su entorno, para resistir con creatividad, para construir con esperanza. Porque el legado de estos hombres no está en los monumentos, sino en la voluntad de seguir luchando.
Que esta jornada sea semilla de futuro. Porque como dijo el Che: “El presente es de lucha, el futuro es nuestro.” Y como enseñó Camilo, siempre con alegrÃa, con coraje y con amor por la Revolución.