Foto: Radio COCO. |
Por: Tony Díaz
Dos gigantes del deporte cubano cumplen años este 13 de octubre: Filiberto “el Rey” Azcuy y Javier “el Príncipe de las Alturas” Sotomayor. Ambos nacieron, un día como hoy, en Esmeralda y Limonar, y desde sus respectivas disciplinas elevaron el nombre de Cuba al podio eterno.Filiberto Azcuy Aguilera, nacido en Esmeralda, Camagüey, en 1972, es recordado como “el Rey” de la lucha grecorromana cubana. Desde su ingreso a la EIDE agramontina con apenas 10 años, demostró una tenacidad que lo llevaría a conquistar dos títulos olímpicos (Atlanta 1996 y Sídney 2000), además de coronas mundiales y panamericanas.
-Su estilo era sobrio, técnico, implacable. En el colchón, Azcuy no solo vencía: imponía respeto. Su carrera, guiada por entrenadores como Pedro Val y Carlos Ulacia, fue ejemplo de constancia y humildad, y su retiro en 2010 dejó un vacío que aún se siente en los tapices cubanos.
Javier Sotomayor Sanabria, nacido en Limonar, Matanzas, en 1967, es conocido mundialmente como “el Príncipe de las Alturas”. Su salto de 2.45 metros, logrado en 1993, sigue siendo el récord mundial absoluto del salto de altura.
Campeón olímpico en Barcelona 1992, plata en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, doble monarca mundial al aire libre y cuádruple bajo techo, Sotomayor no solo dominó su disciplina: la redefinió.
Su elegancia en el aire y su capacidad para superar los 2.40 metros en 24 ocasiones lo convirtieron en leyenda viva del atletismo. Entrenado por José Godoy y Guillermo de la Torre, su legado trasciende generaciones.
Ambos íconos comparten más que una fecha de nacimiento: representan la cúspide del deporte revolucionario, la excelencia forjada en las escuelas de iniciación y el orgullo de un país que los vio crecer. Azcuy desde la fuerza y la táctica; Sotomayor desde la técnica y la poesía aérea. Uno desde el colchón, el otro desde el cielo.
Este lunes, Cuba no solo celebra sus cumpleaños: celebra la historia, la gloria y la inspiración que ambos sembraron. Porque mientras haya jóvenes que sueñen con la cima, el Rey y el Príncipe seguirán guiando sus pasos.
-Su estilo era sobrio, técnico, implacable. En el colchón, Azcuy no solo vencía: imponía respeto. Su carrera, guiada por entrenadores como Pedro Val y Carlos Ulacia, fue ejemplo de constancia y humildad, y su retiro en 2010 dejó un vacío que aún se siente en los tapices cubanos.
Javier Sotomayor Sanabria, nacido en Limonar, Matanzas, en 1967, es conocido mundialmente como “el Príncipe de las Alturas”. Su salto de 2.45 metros, logrado en 1993, sigue siendo el récord mundial absoluto del salto de altura.
Campeón olímpico en Barcelona 1992, plata en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, doble monarca mundial al aire libre y cuádruple bajo techo, Sotomayor no solo dominó su disciplina: la redefinió.
Su elegancia en el aire y su capacidad para superar los 2.40 metros en 24 ocasiones lo convirtieron en leyenda viva del atletismo. Entrenado por José Godoy y Guillermo de la Torre, su legado trasciende generaciones.
Ambos íconos comparten más que una fecha de nacimiento: representan la cúspide del deporte revolucionario, la excelencia forjada en las escuelas de iniciación y el orgullo de un país que los vio crecer. Azcuy desde la fuerza y la táctica; Sotomayor desde la técnica y la poesía aérea. Uno desde el colchón, el otro desde el cielo.
Este lunes, Cuba no solo celebra sus cumpleaños: celebra la historia, la gloria y la inspiración que ambos sembraron. Porque mientras haya jóvenes que sueñen con la cima, el Rey y el Príncipe seguirán guiando sus pasos.
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