Por: Leonel José Pérez Peña
Concluyó en todo el país el Ejercicio Nacional contra el delito y las ilegalidades. En La Habana, en medio de esa gran ofensiva, y en otras provincias, según el reflejo de las redes sociales, se ha mantenido, inalterable, un delito cometido por los actores económicos, ante los ojos de todo el mundo.
No vamos hablar de los precios abusivos que afecta a todos, sino, de la violación sistemática a la política de bancarización como una de las vías para favorecer el control financiero y comercial, evitar la evasión fiscal y favorecer al ciudadano con bonificaciones por el uso de las pasarelas de pago.
Somos conscientes de la importancia que tiene tanto para el Estado como para nosotros los ciudadanos la aplicación correcta del pago en línea. Y sobre el tema la prensa tradicional o mediante las redes sociales, llega la información de que en tal lugar a un Trabajador por Cuenta Propia (TCP) se le aplicó una multa de 16 mil pesos por no aceptar pagos en línea, e incluso, a otros por reincidentes, se les cierra el negocio temporal o definitivamente.
Sin embargo, estamos a la espera que algún día se refleje, igualmente la aplicación de esas medidas contra las micro, pequeñas y medianas empresas (mipyme) dedicadas a la venta mayoristas, que no aceptan el pago en línea, a esos mismos emprendedores que pululan en nuestros barrios y que, a la vez, son víctimas al tener que pagar en efectivo los productos, con billetes de alta denominación, para abastecer sus negocios.
¿Y es qué estos no son tan violadores como aquellos? ¿Por qué, a unos sí se les aplican con rigor los decretos previsto y a otros no? Lo cierto estos ejercicios nacieron en un momento en que todos esperábamos se fuera severo contra los violadores, pero hasta la fecha, en este sentido todo sigue igual, y en algunos casos, peor cuando de precios especulativos y abusivos se trata, los que se mantienen ante los ojos de todo el mundo, y no pasa nada e incluso hay actores económicos exigen una bonificación del 10 por ciento del valor total de la mercancía, por aceptar las transferencias a sus cuentas personales y no a las fiscales.
Esta realidad refleja un desacato contra la ley, y la complicidad de muchos que se hacen de la vista gorda para no aplicar lo establecido. Aquí no cabe aquella pregunta un tanto infantil: ¿Quién le pone el cascabel al gato? Sino, y en tono afirmativo: Este mal ocurre, porque hay quien le pone cascabel al gato para que aquellos que medran del sacrifico del pueblo, estén avisados y preparados.