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Foto: Filial Centro Habana Cruz Roja Cubana/Facebook |
Por: Lien Martí Rodríguez
En cada rincón del mundo, donde la incertidumbre y el peligro amenazan, hay un emblema que resalta: el de la Cruz Roja. En este Día Internacional de la Cruz Roja, Cuba se une al homenaje global y reconoce el compromiso de quienes, sin pedir nada a cambio, entregan su fuerza y voluntad para aliviar el sufrimiento de otros.
La valentía de estos hombres y mujeres no se mide solo en su disposición para enfrentar desastres naturales, epidemias o crisis sociales. Se mide en las largas horas dedicadas a atender a los más vulnerables, en los riesgos asumidos para llegar a zonas remotas, en la empatía de una mirada que reconforta y en la calidez de una mano que sostiene. Su labor trasciende lo material; es un acto de humanidad en su máxima expresión.
En medio de escenarios complejos, ya sean las consecuencias de fenómenos climáticos, emergencias sanitarias o crisis económicas, la Cruz Roja demuestra que la solidaridad es más fuerte que cualquier adversidad. Sus voluntarios, desprovistos de otro interés que no sea el bienestar ajeno, encuentran satisfacción en la gratitud silenciosa de un enfermo, en el alivio de una madre desesperada, en la sonrisa de un niño que vuelve a sentirse seguro.
Hoy, más que nunca, reconocer el trabajo de la Cruz Roja no es solo un gesto de agradecimiento, sino una reafirmación del espíritu humano que, en su forma más pura, elige ayudar. En La Habana y en cada rincón del planeta, su misión continúa: salvar vidas, tender puentes de esperanza y recordarnos que, en tiempos difíciles, la solidaridad es el mejor refugio.