Foto: Jorge Luis Baño/IPS |
Por : Liliam López Cruz
Cuba pertenece hoy a un planeta globalizado y de rápidos cambios, que demanda constantemente capacidades para asimilar creativamente conocimientos y tecnologías nuevas, es decir, ciencia e innovación.
En un escenario complejo, caracterizado por el recrudecimiento del bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos, con la aplicación de medidas de asfixia económica y persecución financiera; el incremento de la subversión político ideológica en ofensiva para desacreditar a la Revolución, el conocimiento científico no solo nos garantiza desarrollo, sino también soberanía en muchos ámbitos.
En palabras de Armando Rodríguez Batista, ministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, en el recién celebrado acto por el Día de la Ciencia Cubana, la necesidad de convertir, cada vez más, el conocimiento, la ciencia, la tecnología, la innovación; en fuerzas sociales transformadoras, nos ayudan a encontrar soluciones a los múltiples desafíos que enfrentamos con carencias de todo tipo.
El año 2025, supone para la comunidad científica una etapa de grandes desafíos en continuar buscando respuestas a la pregunta cuál es el modelo de gestión económica de las instituciones científicas en la Cuba de hoy.
Asimismo, en su alcance territorial, especialmente en la escala municipal e incluso en los consejos populares, donde todavía no se alcanza la atención a la ciencia, la tecnología y la innovación en todos los sectores.
En la trayectoria histórica de la nación cubana, con figuras eminentes como Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Martí, y científicos extraordinarios como Carlos Juan Finlay, Álvaro Reynoso, Tomás Romay, Fernando Ortiz, entre muchos otros, la ciencia nunca fue un lujo: fue un combatiente.
Nos corresponde a todos producir eficientemente un conocimiento nuevo de muchas maneras y en muchos espacios, para que pueda coexistir en tiempos de grandes retos, demandas y complejidades para la propia especie humana.