Recordar a Julio Antonio Mella desde un parque de Regla

Momento del traslado de las cenizas de Julio Antonio Mella. Fotos tomadas de la red social X.

Por: Ania González Rodríguez

Con profundo orgullo muchos reglanos dicen que las calles de este pequeño pueblo rebosan historia y con esta premisa vamos a evocar este 27 de septiembre el aniversario 91 del arribo a Cuba, desde México, de las cenizas del líder estudiantil y revolucionario, Julio Antonio Mella, justo desde un sitio de esta localidad vinculado a su quehacer.

Le invito a andar de forma imaginaria las calles reglanas hasta la esquina de Perdomo, entre Benito Anido y Ortiz, donde precisamente estuvo Mella el primero de mayo de 1927, a propósito de la celebración del Día Internacional de los Trabajadores de ese año, motivo por el cual se inauguró en el parque allí ubicado la Estatua del Trabajo, que representa a un hombre desnudo sosteniendo una mandarria entre sus manos, símbolo del obrero.

Debemos recordar que en Regla las fuerzas del Partido Comunista, de la Liga Juvenil Comunista y del movimiento obrero se hacían sentir en las luchas por las transformaciones sociales y contra el desgobierno.

Desde este parque emblemático llamado Julio Antonio Mella o del Trabajo (hoy con innegable necesidad de reparación), conocido popularmente en Regla como de La Mandarria, continúo hablándoles de la efeméride de hoy.

Estatua del Trabajo, ubicada en el municipio Regla, de La Habana.

El 27 de septiembre de 1933 llegan a la Isla desde México, traídas por Juan Marinello, las cenizas de Mella, quien había sido asesinado en ese país el 10 de enero de 1929, por orden del dictador Gerardo Machado.

Años después fueron trasladadas al territorio cubano por una comisión que el propio Marinello presidía. Esta acción fue acompañada por amplias manifestaciones del pueblo, que veía un símbolo de rebeldía en el líder asesinado.

Dos días después de su llegada, las cenizas debían ser depositadas en un pequeño obelisco erigido para ese fin en la Plaza de la Fraternidad. Entretanto, fueron llevadas al local de la Liga Antiimperialista, en la calle Reina, desde donde Rubén Martínez Villena habló a los presentes por última vez. En la mañana del entierro se recibió la orden de suspensión del acto, en tanto que los soldados destruían el obelisco.

Las cenizas de Mella debieron ser guardadas por sus compañeros de causa de forma secreta hasta que triunfó la Revolución. En 1962, cuando Marinello se desempeñaba como rector de la Universidad de La Habana (UH), se las entregó al entonces ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), comandante Raúl Castro Ruz.

Las cenizas fueron expuestas en el Aula Magna de la UH del 16 al 22 de agosto de 1975 y, luego, depositadas transitoriamente en el Museo de la Revolución hasta el 10 de enero de 1976, cuando se colocaron de forma definitiva en el Memorial Julio Antonio Mella, frente a la casa de altos estudios.

El Comandante en Jefe Fidel Castro, al resumir el simbolismo de la vida y obra del inolvidable líder estudiantil expresó: "Julio Antonio Mella, un día dijiste que aún después de muerto somos útiles, porque servimos de bandera. ¡Y así has sido! Tú fuiste siempre bandera de nuestros obreros y nuestros jóvenes en las luchas revolucionarias, y hoy eres bandera alentadora, ejemplar, victoriosa e invencible de la Revolución Socialista de Cuba".

YER

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