No admite banalidades salvaguarda de esculturas y obeliscos

Los monumentos, estatuas y tarjas en Cuba simbolizan la memoria histórica, de ahí la importancia de su preservación. Foto tomada del sitio web del periódico Adelante.

Por: Liliam López Cruz

Un monumento, una estatua o una tarja simboliza la memoria histórica, el devenir cultural de una sociedad, acontecimientos vividos, transmitidos, mostrados de forma física en esculturas y obeliscos.

Evocan desde esa inscripción o pieza un patrimonio histórico-cultural que fortalece identidades, divulgan cultura, estimulan el aprendizaje, cuentan tradiciones locales, así como hablan de arraigados y hondos sentimientos patrióticos.

Por su aporte patrimonial, urge la necesidad de preservar estas tipologías constructivas de bronce, mármol o cemento, las cuales son objeto de vandalismos e indisciplinas sociales que comprometen su expresividad como resguardo de la historia de nuestra nación.

Urge la necesidad de preservar estas tipologías constructivas. Foto tomada del sitio web Cubadebate.

También afectan su conservación los cambios ambientales, al estar ubicadas, la mayoría, en plazas, calles, parques, así como los desperdicios que las rodean y descuido total de la limpieza del entorno.

Respetar el sitio donde fueron emplazadas y preservar su integridad, parte primero de la responsabilidad de cada persona o institución que la tenga en su carácter de propietario. 

En los tiempos actuales, ante la carencia de materiales, no siempre son atendidos como merecen, este patrimonio material, sumado a la falta de conocimiento y capacitación sobre el tema de dirigentes y funcionarios, desinterés o menosprecio a la importancia de la tarea en cuanto a su cuidado y salvaguarda. 

Por ello, es imperioso, mediante la cooperación colectiva en cada municipio habanero o comunidad, realizar labores integrales donde se aprecie de manera progresiva la conservación de las riquezas históricas en los barrios, para asegurar su paso a la generación futura y su permanencia definitiva donde fue ubicada. 

Su conservación se afecta, asimismo, por los cambios ambientales. Foto tomada del sitio web Cubadebate.

La atención a la memoria histórica es tarea dictada por el Gobierno cubano, a través de la Ley Número 2 de los Monumentos Nacionales y Locales, aprobada en la Asamblea Nacional del Poder Popular en 1977. Honrar esa disposición no admite improvisaciones, banalidades, ni voluntarismos.

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