¿Quién le pone el cascabel al gato?

El proceso de bancarización es una de las propuestas del Estado cubano para solucionar los problemas económicos del país. Foto: TVSantiago.

Por: Leonel José Pérez Peña 

El actual proceso de bancarización se implementa en todo el país, no con sus altas y bajas a consecuencia de la morosidad por parte de quienes tienen la función social de hacer cumplir las disposiciones legales. 

Cuenta con partidarios que alaban una de sus aristas: el mecanismo de pago en línea, que además de resultar rápido, cómodo y seguro, ofrece al cliente una bonificación del seis por ciento del total de la cuenta a liquidar, solo por usar el código QR del comercio electrónico.

Por el otro lado, están los que denigran, obstaculizan y hasta realizan operaciones fraudulentas, con el fin de burlar los mecanismos de control que trae aparejado la bancarización y que su correcta aplicación redundará en la reducción del déficit fiscal y robustecerá la arquitectura financiera del Estado.

El pago en línea es una tendencia de modernidad de uso universal. ¿Por qué los nuevos actores económicos cubanos no quieren usar este mecanismo que le facilita el manejo de sus fondos, sin el peligro de perder por causas infinitas su valor físico? ¿Será porque no existe entre ellos la cultura de empresario ni la del comerciante y solo les interesa incrementar sus utilidades a toda costa?

La operación más recurrente es el pago por transferencia a su cuenta privada; esta es fraudulenta y se realiza a la vista de todos. Con tal simulación pretenden mostrar que su negocio respeta la disposición del pago electrónico, pero no es así. 

Con esta práctica cometen el delito de evasión fiscal y burlan los controles bancarios; para evitar tal desorden, antes de comenzar a operar cualquier proyecto de los emprendedores, se le crea una cuenta bancaria, denominada fiscal, para que realicen con ella todas sus operaciones. Sin embargo, no se emplea.

Es del conocimiento general, pues se debatió ampliamente en la última Sesión Ordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde se informó que siete mil inspectores especializados saldrían a las calles hacer todo lo dispuesto. 

Dicho mal no está presente solamente en los barrios de los 15 municipios de La Habana, también está en el resto del país, según los repetidos debates en las redes sociales, de parte de quienes esperan que se haga algo para favorecer a los clientes. 

No es un capricho del Estado cubano implementar la bancarización y muy por el contrario del criterio de los que denigran y obstaculizan el uso de las pasarelas, con las limitaciones de conectividad, si se pueden hacer las operaciones comerciales en línea.

Entonces ¿por qué no se exige el cumplimiento de lo dispuesto? ¿Por qué se permite la estafa al Estado y a cada uno de los clientes, que además de los precios excesivos y abusivos no reciben el beneficio de la bonificación? ¿Qué se esconde detrás de esta violación?

Todos lo sabemos, pero ¿quién va a responder por el cumplimiento de una disposición que le traerá a la inmensa mayoría beneficios, y por supuesto al Estado, que estará en mejores condiciones de robustecer su arquitectura económica y financiera? ¿Quién le pone el cascabel al gato?

AMC

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