Mijaín López cuando proyectó al entrenador Raúl Trujillo al ganar un oro olímpico. Foto: Jit. |
Por: Víctor Joaquín Ortega
Son los creadores de la gloria atlética. En padres, madres, hermanos se convierten. En muchos casos descubren las posibilidades de sus alumnos y los forjan cotidianamente. Son escultores que laboran con un material mucho más complejo y duro que la madera o el mármol: el ser humano.
Son los creadores de la gloria atlética. En padres, madres, hermanos se convierten. En muchos casos descubren las posibilidades de sus alumnos y los forjan cotidianamente. Son escultores que laboran con un material mucho más complejo y duro que la madera o el mármol: el ser humano.
La batalla comienza en la base. Continúa en la altura. Esa misión formadora, que debe ir mucho más allá de lo deportivo, se mantiene cuando el pupilo o la pupila avanza y hasta suele convertirse en as. Entonces, el. trabajo abraza la profundización.
Orlando Martínez no habría sido el primer campeón olímpico cubano después del triunfo de la Revolución si los instructores de San Miguel del Padrón no lo detectan y lo convencen —y a su familia también— para subirlo al ring rústico del Paco Paco, y con posterioridad laboran pacientemente con él. Después, al ser acogido finalmente para ir a la Escuela Cubana de Boxeo arribó el gran salto. De aquellos brinquitos diarios, a derrotar la varilla en un nivel superior. Lo hizo.
Más reciente, en París 2024, la lucha greco cubana brilló de nuevo, encabezada con el logro extraordinario del luchador más laureado de todos los tiempos: Mijaín López. y el batallar airoso de Luis Alberto Orta y Gabriel Rosillo, ganadores del bronce, aunque con promesas doradas en sus caminos. Sin Pedro Val, quien desgraciadamente falleció temprano, y Raúl Trujillo, principal heredero de ese quehacer, dichas conquistas no existirían.
Tampoco alegraría al pueblo el ascenso de nuestras mujeres al podio de la lucha olímpica por ocasión inicial, cuando Yusneylis Guzmán (plata) y Milaymis Marín (bronce) lo consiguieron en la capital de Francia. El bregar de Filiberto Delgado es determinante en lo alcanzado. Las prcticantes de esta disciplina tendrían en su hoja de servicios más premios de no ser por el machismo que la prohibía, y atrasó en más de 20 años el arribo de las muchachas a estos combates.
Según expertos, de haberlo realizado a tiempo, hoy tendríamos alrededor de 20 medallas en los certámenes múltiples en la lucha entre las muchachas, sin dejar fuera a la magna contienda.
Trujillo y Delgado, capacitados escultores de personas muy valiosas, vencedores ambos de condiciones difíciles, incluso personales, refulgen tanto como sus campeones.
Orlando Martínez no habría sido el primer campeón olímpico cubano después del triunfo de la Revolución si los instructores de San Miguel del Padrón no lo detectan y lo convencen —y a su familia también— para subirlo al ring rústico del Paco Paco, y con posterioridad laboran pacientemente con él. Después, al ser acogido finalmente para ir a la Escuela Cubana de Boxeo arribó el gran salto. De aquellos brinquitos diarios, a derrotar la varilla en un nivel superior. Lo hizo.
Más reciente, en París 2024, la lucha greco cubana brilló de nuevo, encabezada con el logro extraordinario del luchador más laureado de todos los tiempos: Mijaín López. y el batallar airoso de Luis Alberto Orta y Gabriel Rosillo, ganadores del bronce, aunque con promesas doradas en sus caminos. Sin Pedro Val, quien desgraciadamente falleció temprano, y Raúl Trujillo, principal heredero de ese quehacer, dichas conquistas no existirían.
Tampoco alegraría al pueblo el ascenso de nuestras mujeres al podio de la lucha olímpica por ocasión inicial, cuando Yusneylis Guzmán (plata) y Milaymis Marín (bronce) lo consiguieron en la capital de Francia. El bregar de Filiberto Delgado es determinante en lo alcanzado. Las prcticantes de esta disciplina tendrían en su hoja de servicios más premios de no ser por el machismo que la prohibía, y atrasó en más de 20 años el arribo de las muchachas a estos combates.
Según expertos, de haberlo realizado a tiempo, hoy tendríamos alrededor de 20 medallas en los certámenes múltiples en la lucha entre las muchachas, sin dejar fuera a la magna contienda.
Trujillo y Delgado, capacitados escultores de personas muy valiosas, vencedores ambos de condiciones difíciles, incluso personales, refulgen tanto como sus campeones.
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